Llegar a la cima

La vida se nos va en búsqueda de la felicidad, creyendo que algún día la vamos a alcanzar al final de un arcoíris. Nos percatamos de que la tuvimos por un instante en nuestras manos pero se nos ha escurrido entre los dedos quedando ahora en el pasado, nos lamentamos por no haberla retenido por más tiempo o haberla apreciado y nos pasamos entonces anhelando un futuro que solo existe en nuestra mentes y olvidamos el presente que es lo único tangible realmente.
En esta búsqueda incansable caemos en el remolino de la cotidianidad, vivimos en piloto automático, sin conectarnos con nosotros mismos, con esa parte dentro de ti que es la que realmente te guía en el arduo camino hacia el crecimiento personal. Así, sin darnos cuenta, se nos pasa el tiempo en tarea tras tarea y la rutina nos traga olvidando el objetivo principal por el cual vinimos a este plano, ser felices, nos convertimos en unos zombies viviendo sin sentido ni rumbo alguno, sin entusiasmo y sin motivación volviéndonos personas amargadas, tóxicas y vacías, inclusive haciéndole daño a quienes nos rodean.
El universo, por llamarlo de alguna forma, y tu propio cuerpo comienzan a enviarte señales que por lo general ignoramos, por suerte, algunas veces la vida nos da una bofetada para que despertemos y retomemos el rumbo y de no ser capaces de detenernos e interpretar estas señales te dará una gran patada la próxima vez quizás más dolorosa, así hasta que despiertes, nunca es demasiado tarde. Cuando por fin despiertas y pasas el dolor de haber salido de tu sueño profundo te das cuenta que a veces las cosas más difíciles son las cosas necesarias para salir adelante, te fortalecen y te hacen crecer, y es aquí, en este momento en el que decides por fin reencontrarte contigo mismo y descubrir tu propio camino visualizando la cima de tu montaña,
Finalmente haz decidido comenzar a subirla hasta alcanzar la cima y a medida que avanzas vas tropezándote con obstáculos que en su mayoría están solo dentro de tu mente, no faltaran aquellos que trataran de detenerte, y te darás cuenta que debes prepararte, superando tus limitaciones y rodearte de gente que se encuentre en tu misma sintonía, de lo contrario será mejor subirla solo. No puedes llevar a nadie en tus hombros, no puedes obligarlos a que te acompañen o a que sigan tu camino, no puedes sino motivarlos. La montaña, el camino y la cima puede ser quizás la misma para muchos, pero para cada quien que la suba será una experiencia diferente desde sus propias capacidades físicas, psicológicas y actitud frente al reto.
Cuando la ruta se vuelva difícil, cuando el sol sea implacable, cuando te duelan los pies, cuando tengas sed o hambre cuando tu cuerpo ya no pueda más y tu mente te abandone, queda tu espíritu, tu fuerza interna y tu compromiso contigo en alcanzar la cima que tanto querías alcanzar. Solo tú puedes decidir si seguir adelante o retirarte, quizás haya alguien que te motive a seguir, quizás haya alguien que te acompañe en ciertas ocasiones pero otras veces tendrás que ir solo contigo mismo superando tus miedos y tus propias barreras mentales.

¿La recompensa? La magnífica vista de la ciudad tranquila, y echar un vistazo atrás para decir “owao todo lo que recorrí”, “todo lo que tuve que atravesar para llegar hasta aquí, pero lo hice!” la sensación de sentirte tu propio superhéroe que eres capaz de lograr cosas increíbles para ti, la satisfacción de que todo cuanto has hecho ha dado resultado, cada entrenamiento, cada paso todo te ha llevado a alcanzar tu objetivo.
“Ahora sé que la felicidad no es un lugar al que puedas llegar, sino cómo te sientas en un momento de la vida, y si encuentras ese momento, durará por siempre”
Entonces, ¿Cuál es tu próxima cima?

Ariadna P Rodríguez L.

http://www.inspirulina.com/llegar-a-la-cima.html