Como padres, deseamos que nuestros hijos se preparen lo mejor posible para que sean capaces de crearse a si mismos, la mejor vida que pueda ser probable para ellos. Deseamos que tengan acceso a lo mejor en cuanto a relaciones, logros y bienestar en los muchos aspectos de la existencia.
Uno de los grandes retos que tenemos como padres, es permitir que ellos puedan expresar su Ser Único, permitiendo que su misión de vida sea experimentada. En muchas ocasiones nos dejamos llevar (inconscientemente) por nuestras propias frustraciones e insistimos en que la reparación a esa falencia esté en la posibilidad de que nuestros hijos puedan abrir esas puertas que nosotros no pudimos abrir. Nuestras posibles frustraciones no les corresponden a nuestros hijos y aunque ellos puedan verse influenciados por ellas, no son necesariamente los encargados de subsanarlas.
Cada ser humano que viene a este mundo, viene con alguna misión personal, que seguramente se relaciona con la línea transgeneracional de cada familia, pero es importante saber que la manera de experimentarla puede ser muy distinta a la que como padres hemos imaginado. Este entendimiento temprano facilita el camino hacia el bienestar que merecen nuestros hijos.
Hay muchas herramientas que ellos necesitan considerar para lograr una vida abundante y feliz. Muchas veces la obtención de estos recursos la dejamos en manos de la educación formal, la que, debido a su estrecha visón y corto alcance, no puede cubrir todos los aspectos que necesitan los jóvenes para desarrollarse y desenvolverse en esta sociedad.
Tanto los padres como los hijos necesitamos aprender muchas cosas en realidad y una vida se hace insuficiente para lograrlo, pero evidentemente habrá que comenzar por aquellos aspectos que mas nos importan, por esas áreas que están siendo más inquietantes y luego se podrá seguir con las demás. La dicha se encuentra en este camino de búsqueda y respuesta, más que a la cantidad de metas alcanzadas. ¿Estamos dispuestos como padres a colaborar en esta búsqueda a nuestros hijos?
Hay mucho por aprender y practicar, entre esto tenemos: tener buenas relaciones tanto en la familia, como con los amigos y en la relaciones laborales, desarrollo intelectual ( amor a la lectura, la investigación), una buena relación con el dinero, comprensión y manejo de las emociones, entendimiento de la sensualidad y sexualidad, desarrollo de las capacidades artísticas, descubrir talentos y dones, comunicación efectiva, preparación para el éxito, tener acceso a modelos de excelencia para alcanzar alto desarrollo del propio ser, capacidad de auto educarse, entre tanto mas. Pero quizás, el mas grande y el mas importante aprendizaje sea alcanzar un sano y constructivo dialogo interior, o sea, amarse y respetarse a si mismo.
De la gran lista de aprendizajes, personalmente rescato el gran valor que tiene el amarse a si mismo. Todo ser humano asegura su bienestar y felicidad si comprende que tiene derecho a desarrollarse paso a paso, sin entrar en cuestionamiento cuando advierte que algo no está funcionando como espera, dándose la oportunidad de seguir intentado en medio del disfrute de vivir.
Hemos venido a desarrollarnos, a crecer, a ser cada vez más humanos y más espirituales. No existe un ser humano que no tenga acceso a este desarrollo y es la finalidad última de estar aquí. Todos necesitamos conectar más con nuestro corazón.
Un corazón sano es la mejor carta que podemos manejar para vivir plenos y felices. Facilitar esta conexión con el ser interior puede ser el mayor legado que dejemos a nuestros hijos, el resto de las habilidades pueden ser desplegadas con posterioridad y con mayor simpleza y facilidad cuando los caminos de la vida se presenten oportunos para cada uno de ellos.
Patricia González.