¿Por qué has hecho eso así?
•Porque mis compañeros también lo hacen así.
•Porque siempre se ha hecho así.
•Porque si Juan lo hace así, yo no voy a hacer más que él.
•Porque cobro lo mismo que los demás y no tengo por qué hacer más.
•Porque…
Estamos bastante acostumbrados a desarrollar nuestra acción en base al estándar que existe en nuestro entorno. En nuestras mentes justificamos nuestros resultados siempre en comparación con lo que hacen y obtienen los demás. Cuando el entorno hace algo, tratamos de igualarlo e imitarlo, sin plantearnos lo bien o mal que pueda estar, lo mejorable o no que pueda ser. Tan sólo observamos y tratamos de calcar el proceso.
¿Qué conseguimos cuando copiamos el estándar que nos rodea?
Pues evidentemente conseguimos ser uno más en la fila. Conseguimos no destacar. Conseguimos que nuestro desarrollo esté en la media, y eso podría ser un sinónimo de mediocridad.
¿Nos hemos planteado qué podríamos conseguir si en este entorno de mediocridad decidiésemos elevar nuestro estándar personal?
Si observamos lo que nos rodea, y vemos los argumentos, las respuestas, las acciones,… y, tratamos de crear nuestro propio estándar de excelencia alejado de todo lo que observamos, nos daremos cuenta de lo fácil que es sobresalir y empezar a conseguir resultados por encima de la media.
¿Por qué necesitamos compararnos con el entorno? ¿Qué ocurriría si mejorásemos nuestros puntos de referencia?
Observo que en el trabajo en equipo es frecuente acabar influenciado por el desarrollo del peor miembro del equipo, y en muchos casos, utilizamos ese “mal ejemplo” como punto de referencia. ¿Por qué? ¿Acaso no encontramos en ese mal ejemplo una clara oportunidad para pisar el acelerador, para elevar el estándar y conseguir distanciarnos del mismo? ¿No es esto una oportunidad extraordinaria para el crecimiento y la realización?
No caigamos en la tentación de contagiarnos del mal hábito de nuestro peor compañero de clase o trabajo. Si para algo debemos utilizar ese ejemplo es precisamente para conocer qué es lo que no hay que hacer, y para establecer un estrategia de 180º respecto a lo que vemos. Lejos de contagiarnos, debemos apoyarnos en ese ejemplo para conocer el camino que no queremos recorrer.
Por sorprendente que parezca, es habitual encontrar gente que sigue justificando por qué no hace una cosa, por qué hace una cosa mal,… en base a la comparación con los demás, y precisamente, en la comparación de estándares que no son ejemplos más que de mediocridad.
Si en lugar de compararnos con el compañero que menos trabaja, que menos hace,… nos comparásemos con la mejor persona que conozcamos, y cambiásemos ese punto de referencia, ¿podríamos conseguir así una importante mejora en nuestros resultados?
Sin duda sí. El simple cambio en el punto de referencia, sustituyendo el ejemplo del compañero mediocre por el de otra persona extraordinaria generaría un impacto positivo en nuestra realización.
Hoy voy a proponer un paso más sobre este asunto, y pregunto, ¿qué pasaría si estableciésemos nuestro propio estándar, y obviando el entorno que nos rodea, comparásemos todo respecto a nuestro propio estándar ideal, olvidando así lo que hacen los demás? ¿Qué ocurriría si creásemos nuestro propio estándar de excelencia y lo referenciásemos todo al mismo?
Si reflexionamos sobre esta pregunta, descubriremos que la mejor referencia que podemos establecernos es precisamente nuestro propio estándar de excelencia. Ahí encontraremos la respuesta a lo correcto. A la buena y la mala realización. A los buenos y malos resultados. Alcanzaremos así el pleno conocimiento de lo que queremos conseguir, y qué debemos hacer para conseguirlo. Toda nuestra acción y resultados estarán siempre referenciados al estándar que hemos establecido.
Cada vez que identifiquemos que los demás en nuestro entorno se someten a la comparación con la mediocridad, será un buen momento para celebrar haber decidido abandonar esa zona de fracaso. Será el momento para agradecer haber dado el paso hacia un camino de realización en el que el entorno no nos servirá nunca más para determinar qué debemos hacer, por qué debemos hacerlo, ni cómo medir nuestro resultado.
Observaremos que conforme vayamos revisando y mejorando el estándar, nunca más volveremos a ser uno más en la fila. Nuestros resultados y logros darán un salto importante, y día a día podremos celebrar la distancia y velocidad que alcanzamos respecto a la situación que teníamos no hace tanto tiempo.
© 2010-2014 Miguel Ángel Guilló - @miguel_guillo -
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