La manera en que comienzas cada día tiene una importancia tremenda sobre los resultados que terminarás obteniendo en esa jornada. Básicamente porque los seres humanos en muchas ocasiones nos movemos por la inercia generada. De ese modo, si comienzas tu día de manera positiva y entusiasta, estás multiplicando tus posibilidades de que el resto de la jornada se mantenga en esa dinámica positiva. Y exactamente igual ocurre con los días que comienzan de manera negativa.
¿No te ha ocurrido alguna vez que un día que ha comenzado con una mala actitud ha ido avanzando cada vez peor y peor? Te has levantado gruñendo o quejándote, y eso no ha hecho sino que desencadenar todo un conjunto de situaciones tensas: una discusión con tu esposa o esposo, algunos gritos a tus hijos, algún comentario desafortunado a un compañero de trabajo,… Las dinámicas negativas tienden a multiplicarse y crecer. Sin duda, la vida en muchas ocasiones puede parecernos injusta y repleta de situaciones inmerecidas. Pero por mucho que trates de compadecerte y quejarte nos es el camino para cambiar la dinámica. La única forma de hacerlo es un cambio en tu dinámica de pensamiento y un enfoque absoluto en la acción.
¿No sería extraordinario poder crear una dinámica totalmente diferente? ¿No sería fantástico que comenzaras cada uno de tus días inmerso en un torrente de entusiasmo e inspiración? Ese arranque de la jornada afectará de manera poderosa a la dinámica del resto del día. Y los resultados que comiences a cosechar sufrirán una transformación positiva extraordinaria.
Por tanto, es crítico que tomes el control de inmediato sobre esos primeros instantes de cada día. Tienes que ser capaz de crear una rutina del éxito que te sitúe en tu mejor versión de manera consistente. Y has de hacerlo desde el mismo instante en que tomes consciencia de que acabas de despertar. Es en esos primeros segundos en los que tienes el poder de crear una dinámica diaria positiva y poderosa.
Y es importante que comprendas que para cada uno de nosotros esa dinámica será totalmente diferente porque nuestras motivaciones y valores evidentemente también son diferentes.
Pero a lo largo de los años, he podido comprobar que existen una serie de aspectos que si son incluidos en esa rutina del éxito matinal producen un efecto espectacular sobre la dinámica del día. Estos son:
1.-Iniciar la jornada con una actitud de gratitud. Dar gracias por los dones o bendiciones que tenemos en nuestra vida es una manera extraordinaria de comenzar el día desde una mentalidad de abundancia. En muchas ocasiones damos tan por supuesto todo lo bueno que tenemos, que ni siquiera le prestamos atención.
Si eres creyente, es una manera de conectar con Dios y vivir tu espiritualidad desde una actitud de gratitud absoluta. Pero aunque no lo seas, la gratitud te situará de inmediato en un estado mental de abundancia y plenitud.
Personalmente, me encanta el efecto que produce en mÍ que mis primeros pensamientos de cada día sean pensar en todas las bendiciones que tengo en mi vida mientras digo mentalmente: Gracias, gracias, gracias.
2.-Poner en marcha el poder del amor. En su maravilloso libro “El vendedor más grande del mundo”, Og Mandino titula a su segundo pergamino del éxito del siguiente modo: “Saludaré el día con amor en mi corazón”… Y es una frase que me parece maravillosa. Porque partiendo de esa mentalidad de situar al amor como el centro de tu vida, todo se transforma. Como te tratas a ti mismo, como tratas a los demás, como reaccionas a las situaciones que se te presentan… Todo, absolutamente todo es transformado desde una mentalidad de amor.
Personalmente, me gusta añadir una coletilla a esa frase, que suelo repetirme muy a menudo: “Saludaré el día con amor en mi corazón, porque cada día es un regalo y la vida una fiesta”. Suelo repetirla con frecuencia a lo largo del día, y su efecto es como un verdadero bálsamo sobre mi actitud.
3.-Activar tu fisiología. Una de las herramientas más poderosas de las que disponemos los seres humanos para transformar nuestro estado emocional es el uso de nuestra fisiología. Claramente existen una serie de patrones fisiológicos que conducen a desatar tu máximo potencial: respiración profunda, expresiones faciales positivas, postura erguida, movimientos enérgicos, mirada hacia arriba,… Cuanto antes pongas a tu fisiología a funcionar en esa dirección, mejor será.
4.-Visualizar tus sueños. El combustible de los seres humanos no es otro que los sueños. Tener la sensación de que cada día podemos producir avance hacia nuestros mayores sueños y aspiraciones, nos hace sentirnos bien. Empieza a crear visualizaciones poderosas de tus sueños, y no dejes pasar un solo día en el que no dediques unos simples minutos al comienzo de tu jornada a pensar en todos y cada uno de esos sueños que persigues. Supondrá una tremenda diferencia positiva, y te impulsará a tomar acción masiva.
Como ves, se trata de cosas muy sencillas. Pero no subestimes el tremendo poder transformador que supone el simple hecho de arrancar cada día desde la mentalidad adecuada. Si lo haces, pronto descubrirás que creando una inercia adecuada, cada una de tus jornadas puede ser realmente extraordinaria y especial.
©2010-2014 José María Vicedo
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