El concepto de certeza es bastante complejo. Líderes espirituales, religiosos y filósofos se han referido a esta capacidad de creer que manifiesta el ser humano y que se puede expresar en términos muy simples o muy enredados, pero que en la práctica, como otras verdades profundas requiere olvidarnos de tanto raciocinio y permitir que nuestra subjetividad nos guíe.
En la Kabbalah es recurrente apelar a la certeza. Los maestros nos enseñan a permitir tener confianza absoluta de que los procesos que vivimos son para nuestro bien, y nos advierten que si no lo vemos en ese momento es porque aún no ha terminado. También se nos recuerda que cuando queremos algo y trabajamos para lograrlo, aun cuando hallemos obstáculos en el camino, debemos tener convencimiento para vencerlos.
Sé que algunos tienen dificultad para aceptar tales afirmaciones. Pero he aprendido que en esta vida todo es relativo. Lo que hoy pensamos que es imposible, mañana, al voltear atrás, notaremos que no lo es. A veces creemos que tenemos una pared infranqueable enfrente y luego descubrimos que es apenas un murito de pocos centímetros de alto.
Conozco casos de personas que han logrado una meta luego de mucho esfuerzo. De ellas he aprendido que hay que mantenerse concentrados en el norte. Puede ser que nos veamos tentados a desistir, a lamentarnos si algo no sale como esperábamos. Entonces vale la pena recordar aquella máxima kabbalistica que nos recomienda ver la película completa. Es decir, el momento que podríamos estar viviendo es la preparación para algo mucho mejor, solo que como en una película, apenas estamos viendo unos cuadros.
No sé exactamente cómo funciona esto de tener certeza, pero si sé que al tener esta convicción la vida de uno fluye mejor. Supongo que es porque uno pone todo su empeño para lograr un objetivo y ve las dificultades como parte del entrenamiento.
Desde niña hice mía la sentencia “Dios proveerá” y he recitado muchas veces el Salmo 23. El señor es mi pastor. Estas afirmaciones son como un mantra. Por supuesto, no me he sentado a esperar que llueva café del cielo, pero si me ha servido esta confianza para asumir compromisos, andar en caminos, aceptar retos con la certeza de salir airosa.
Esa certidumbre se la he visto en los ojos a pioneros, emprendedores, a personas que toman riesgos -no alocados, sino muy bien pensados- y que conscientes de que alguna decisión implica arrojo, también puede tener muchas recompensas. Ahhh, porque se me olvidaba decirles, tener certeza es tomar la decisión de no dejarnos atribular por algunas situaciones y estar seguros, confiados y serenos de que somos merecedores de todo lo bueno, bello y enriquecedor que nos ofrece la vida.
Funciona para mí
■Cuando te propongas una meta, sueña con todas tus fuerzas. Imagina que ya la lograste. Siente esa emoción como si ya estuvieras viviendo ese momento de felicidad. Aférrate a ese instante y evita abrirle espacio a la duda.
■Intenta ver en cada traba que halles qué aprendizaje te ofrece. A veces debemos darnos unos cuantos golpecitos para ablandar nuestro ego y dejar de creer que somos merecedores de todo sin aportar nada.
■Toma pequeños riesgos. Es como un ejercicio para dejar de querer tener el control de todo.
■Los milagros son cotidianos. No se trata de buena suerte sino de que buena actitud. Si ves en cada situación oportunidades es muy probable que halles diamantes en donde otros solo ven carbón.
Ahora bien, la fe es la certeza (sustancia) de lo que se espera, la convicción (demostración) de lo que no se ve.
http://www.inspirulina.com/certeza-por-encima-de-todo.html