La felicidad verdadera es aquella que surge del interior, de lo más hondo del ser y de la conciencia de una persona que sonríe a la vida con convicción. Una persona que es verdaderamente feliz lo es no por lo que tiene sino por quien es en realidad. Es decir, ha descubierto que es más importante el ser que el tener en una sociedad materialista. Nunca podemos llenar nuestros vacíos internos a partir de posesiones materiales. Por eso es tan complejo el proceso de búsqueda de la felicidad: porque no se compra con dinero.
Tener la conciencia tranquila
La felicidad interior va de la mano de tener la conciencia tranquila y de estar en paz con uno mismo. Existe una película fantástica que sirve para reflexionar sobre este tema a través de la historia del protagonista, El ladrón de palabras. Para tener la conciencia tranquila la mayor parte del tiempo es vital ser coherente con uno mismo, actuar de acuerdo a los valores y creencias personales.
Sin embargo, los errores existen y son muy humanos, por ello, en situaciones así, cuanto antes se pide perdón, antes se recupera el equilibrio interior. El perdón es el acto a través del que buscamos la armonía rota después de una acción que ha producido una fisura en una relación.
Esfuérzate por ser una buena persona. Es mucho más importante luchar por ser buena persona que luchar por ser el mejor profesional. Ambos ámbitos no son incompatibles pero siempre tiene prioridad el plano personal.
Para ser más feliz, di con más frecuencia cosas bonitas a tus seres queridos. Expresa tus emociones de una forma libre. Y cultiva la gratitud hacia los demás, hacia la vida y hacia ti mismo.
Mira hacia ti mismo
Busca espacio en la rutina cotidiana para mirar dentro de ti y estar a solas contigo mismo. Imagina cómo es ese universo interior que tienes en tu corazón. Puedes utilizar tu imaginación para poner colores y formas a ese mundo.
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