El arte de no esperar nada

El arte de no esperar nada

Seguro nos ha pasado que hemos estado planeando con mucha antelación unas vacaciones, un encuentro con una persona querida, un evento importante… y una vez ha llegado este momento nos hemos sentido decepcionados porque no era como lo habíamos imaginado. En nuestro afán de imaginar hasta el último detalle, nos cerramos a poder vivir el presente tal cual es por esperar que sea como lo hemos imaginado.

A nuestra mente le es muy fácil navegar entre el pasado, el futuro y la imaginación. Eso hace que delante de un evento futuro nos pongamos a “diseñar” como va a suceder. Por eso una vez llega el tan esperado evento somos incapaces de vivir lo que está sucediendo. No estamos en una actitud de receptividad sino de comparación con aquello que previamente habíamos imaginado. Eso hace que nos sintamos decepcionados porque difícilmente lo que está sucediendo es como lo habíamos imaginado y a la vez no estamos percibiendo lo que si realmente está pasando.

Lo mismo nos pasa con las relaciones. En nuestra mente imaginamos como es una persona y cuando llega el momento del encuentro y su actitud no es como pensábamos, nos vemos profundamente contrariados. Porque no vemos la persona tal cual es, sino en contraposición a como la habíamos creado en nuestra mente. No podemos recibir de ella lo que nos está ofreciendo en ese momento porque estamos esperando otras cosas que habíamos idealizado anteriormente

Por eso cuando sucede algo in-esperado (la misma palabra nos dice) nos es muy difícil recibirlo y fluir con ello. Nos aferramos a lo esperado-imaginado y no podemos ver plenamente lo que se nos está planteando. Cuando muchas veces lo in-esperado es la posibilidad real que nos ofrece la vida para avanzar y crecer. Las proyecciones en la mente nos ciegan de las infinitas posibilidades, soluciones y regalos que tenemos a tocar a de nuestra mano, pero que bajo el velo de la comparación solo vemos como contrariedades, problemas o imprevistos.

En el presente imaginamos como será el futuro y cuando llega el futuro quedamos decepcionados porque no es como en el pasado lo habíamos imaginado. Quizá es el momento de dejar paso al presente. Al estar presentes es cuando podemos mantener la apertura hacia lo que realmente está sucediendo. Es entonces cuando podemos cambiar el esperar por el disfrutar.

Fuente: http://www.piensaesgratis.com/bloggers/el-arte-de-no-esperar-nada