Pocos de nosotros sabemos esperar. Por lo general, cedemos a los impulso que nos exigen satisfacción inmediata: comernos ese pastelito porque ya tenemos hambre, comprarnos determinado gustito porque sólo va a estar en oferta hoy… y no es raro arrepentirnos de haberlo hecho. Sería mejor hacerle caso a la voz de nuestra conciencia, que nos aconseja esperar porque la recompensa vendrá después. Pero ¿cómo entrenarnos para escucharla?
¿Esperar o no esperar?
Es muy importante aprender a postergar placeres. Diversos experimentos que comprueban las ventajas de hacerlo: por ejemplo, a algunos niños se les ofrecen dos galletas, una pequeña y otra grande. Si desean la galleta pequeña sólo deben tomarla, pero si quieren la de mayor tamaño, tienen que esperar hasta 20 minutos. Los resultados muestran que los que esperan tienen una mejor tolerancia a la frustración en todos los aspectos, lo que trae bienestar emocional.
Es importante aprender a postergar placeres no sólo para tener mayor tolerancia a la frustración, sino para que puedas relacionarte de una manera más sana con las personas que te rodean, poder controlar tus emociones, planear y organizar los aspectos de tu vida, etcétera.
Una persona que se comporta de manera impulsiva, y que no ha tenido oportunidad de ejercitar la espera, puede tener algunas de las siguientes consecuencias negativas:
Comportamientos violentos
Consumo y abuso de sustancias
Abuso de alcohol
Toma de decisiones impulsivas y poca capacidad para solucionar conflictos.
Gastos desmedidos
Para dominar el arte de saber esperar, sigue estos consejos:
Concéntrate en la meta. Si acabas de recibir tu quincena y tienes muchas ganas de gastarla de inmediato, detente y piensa en aquellas vacaciones para las que estás ahorrando. Concéntrate en lo que conseguirás en un futuro: eso hará más difícil que caigas en la tentación.
Piénsalo dos veces. Si vas a tomar una decisión en este momento, analiza si es la mejor opción. Vuélvelo a pensar cuando pase algún tiempo. ¡Felicidades! Ya estás postergando.
Cabeza fría. Sí, pensar las cosas dos veces es una buena opción… pero cuando estás sintiendo una emoción con mucha intensidad el pensamiento queda en segundo plano, así que es importante que te conozcas e identifiques cuando estás con una emoción muy intensa para que no tomes ninguna decisión hasta que haya disminuido.
Quien anda con lobos… Muchas veces la manera en que nos comportamos tiene que ver con las cosas que hemos aprendido. Observa tus relaciones, desde tu familia y amigos hasta los compañeros de trabajo. Si te percatas que con ciertas personas te relacionas de forma impulsiva, luchando por tener y conseguir las cosas de manera inmediata, es momento de poner un alto, analizar y apoyarte relacionándote de forma distinta con otro tipo de personas.
Como todo, postergar placeres tiene sus pros y sus contras. Pero actuar con la cabeza fría y pensar en las consecuencias de lo que harás antes de tomar una decisión te ayudará a tener mayor éxito. ¡Empieza hoy mismo a saber esperar!
http://www.hazcheckup.com/vive-pleno/paciencia-tolerancia-a-la-frustracion