Lo que nos hace susceptibles de enfermarnos, producto de que las defensas naturales caigan, es el estado de tristeza interior. En otras palabras, la alegría es la que nos protege, por así decirlo.
Si, hay condiciones como el clima, los cambios en la temperatura y otras cosas conocidas por todos que pueden mentalmente incidir, pero si fuera por el frío o la lluvia, la mayoría estaríamos resfriados permanentemente. Una persona realmente alegre puede compartir y estar al lado de alguien con gripa y no pasarle nada, no contagiarse.
La falta de alegría por la vida, se traduce en falta de aceptación de la Voluntad Divina. Además, la tristeza se retroalimenta. La tristeza llama tristeza y nos acostumbramos a vivir con ella, entristecemos por boberías y podemos llegar a tal punto, de que aunque nos suceden situaciones fabulosas, no le vemos lo bueno. Ten cuidado, a más tristeza, menos espacio para Dios. Es como si desalojáramos al Espíritu Divino.
Aclaremos algo: hay tristezas a las cuales se les conoce su origen, una pérdida por ejemplo. Y no se van hasta que no se procesan. Pero la tristeza que ocasiona la gripa no es de esta clase. Generalmente se produce por una inconformidad, una falta de aceptación. Cuando ni se sabe que la detonó, muy seguramente la persona debió abrirse a un pensamiento de carencia o desunión y lo perpetuó.
Por otro lado, existen algunas personas que son fuertes, no se les nota la tristeza o simplemente esa sea su personalidad. Inclusive pueden ser graciosos, los que siempre andan con un chiste a flor de piel, la alegría de la fiesta. Pareciera que no tienen tristeza, pero en el fondo la hay. Es una tristeza camuflada y solapada que va minando el cuerpo y finalmente detona como una baja en el sistema inmune produciendo neumonía, bronquitis, algo que se complica y los lleva a cama o, una simple gripa.
Los cuadros gripales vienen con los cambios conciencia. Las virosis dan la oportunidad de mutar al ADN. Cuando uno está experimentando grandes cambios desde el punto de vista del nivel de conciencia, cuando se hacen trabajos interiores profundos, cuando finalmente desde el amor discernimos algo, probablemente aparece una gripa que va a limpiar el ADN que trae la carga familiar. Es como una depuración de las células y cuando muta el ADN individual, muta el ADN de la familia también, por resonancia. ¿Interesante verdad? A mi, ésta información me sorprendió.
Ahora pasemos a hablar sobre las alergias, ya que muchas gripas resultan ser una reacción alérgica. Así como la tristeza afecta los huesos y baja las defensas, el bazo se ocupa de los linfocitos que también forman parte del sistema inmunológico. Este órgano se afecta con la impotencia. Cuando se quiere que las cosas salgan de una determinada forma y no sucede se genera impotencia y se compromete el bazo. Todo esto procura reacciones alérgicas.
Ante esto, normalmente los especialistas sugieren la siguiente pregunta:
¿A qué o quién te consideras alérgico?
Pero, hoy por qué mejor no analizas
Más que a una persona o a una situación, a qué emoción te estás haciendo alérgico?
¿Cual es ese pensamiento que te has estado permitiendo, que ya tu cuerpo no desea seguir colaborándote?
Siempre es un ataque al cuerpo, como una forma de auto castigo, porque nos consideramos inadecuados, no lo suficientemente buenos.
¿Quieres que tus compañeros celestiales te ayuden con esto? Recuerda que debes darles tu permiso. Para empezar, los ángeles de la alegría de la corte del arcángel Uriel se ocupan de restaurar el gozo por la vida. También puedes invocar al arcángel Miguel, que nos ayuda a alinearnos con la Voluntad de Dios, por si estamos en falta de aceptación.
Cada noche al irte a dormir puedes decir o adaptar una oración como esta:
Dios Padre: sé que hoy pensé, sentí, dije e hice cosas que desde la tristeza me alejan de ti. Te pido que mientras duermo, me envíes muchos ángeles de la alegría que me cubran y me mantengan envuelto en tu Amor y en tu Luz. Comprendo que soy inocente y quiero respirarte mientras descanso. Es mi deseo fluir y dejar fluir tu alegría en mi. Restáurame, restaura tu Presencia en mi. Amén.
Continúa repitiendo hasta quedarte dormido: Restáurame Señor.
Nada ni nadie allá afuera te causa sufrimiento. Toma responsabilidad por tu sentir ahora, por tu interior. Elige la dicha, elige el amor. Vacía la tristeza, no te identifiques más con ella. No es real, tan solo es parte de la ilusión. Ve mas allá, porque tu no eres eso. Ya sea evidente u oculta, la tristeza no eres tu. Es una máscara, un personaje y nada más.
Cuando alojas la tristeza te abandonas a ti mismo. No escogimos vivir para sufrir o estar tristes. El cielo está aquí, el infierno también. No son lugares, son condiciones interiores. Unifícate con Dios, hazte uno con el amor y con tu experiencia humana.
Ámate de manera incondicional. No hay nada malo contigo. No te autocastigues. Enfócate en tu experiencia interna, eres inocente y merecedor de toda la alegría del universo. Entra en Unidad contigo mismo, con tu entorno, con la divinidad. Ábrete, no pierdas la oportunidad de ser feliz, de sentirte alegre. Es tu estado natural y tu corazón, y tu ser real si conocen la verdad.
Vive en alegría.
Martha Muñoz Losada