Nuestro mayor temor no es que seamos inadecuados, sino que somos poderosos sin medida.
Es nuestra luz, no nuestra oscuridad lo que nos asusta.
Nos preguntamos: ¿Quién soy yo para ser brillante, precioso, guapo, talentoso y fabuloso?
En realidad, ¿quién eres tú para no serlo?
Usted es un hijo de Dios.Tu pequeñez no le sirve al mundo.No hay nada iluminado en encogerse
con el fin de que otras personas no se sientan inseguros a tu alrededor.
Nacimos para manifestar la gloria de Dios en nosotros.No se trata sólo de algunos, sino que está en todos.Y, a medida que dejamos que nuestra luz brille, conscientemente damos permiso a otros para hacer lo mismo.A medida que nos liberamos de nuestro miedo,nuestra presencia automáticamente libera a los otros.
Marianne Williamson