Nos sentimos inmensamente felices cuando
estamos contando con nuestra mente para
construir las experiencias de vida que deseamos.
Pero ¡ay! de nosotros, cuando esta mente
querida, se arranca con sus propias ideas,
aquellas que nos alejan de nuestro bien.
Todo lo hermoso se destruye cuando
permitimos que algunos patrones mentales
inadecuados tomen el mando de nuestra vida.
Creamos nuestra realidad por medio del
uso de este instrumento tan magnifico…
como es la mente, ya que es la encargada
de procesar la información y de crear las
imágenes que luego serán expuesta en
nuestro mundo físico. Por medio de los
modelos mentales, modelamos las
experiencias de vida.
El libro Un Curso de Milagros dice que en
esta vida estamos soñando, que estamos
más dormidos que despiertos, porque no
estamos visualizando la verdad. La realidad
que observamos con los ojos físicos no es la
realidad, ya que solo podemos ver el reflejo
de un manojo de átomos, que se ordenan
de acuerdo a la energía del observador.
O sea, según sea la mirada interna que
tengamos, así será lo que veamos en lo físico.
En la vida cotidiana pensamos que al revés,
creemos que estamos observando lo que
hay allá afuera, pero en realidad, estamos
proyectando desde nuestro interior lo que
luego observamos allí. Así es como podemos
recrear nuestra realidad de acuerdo a nuestro
nivel de consciencia.
El mismo libro dice que estamos como en
un sueño, viendo cosas que no tienen más
consistencia que la luz que reflejan esos
átomos. Y dice además, que podemos elegir
entre sueños felices o sueños de horror.
El mayor desafío que tenemos como seres
humanos es tomar consciencia de esta habilidad
de elegir la realidad que queremos observar.
Podemos elegir entre la dicha y la desdicha,
porque podemos elegir qué sueño soñar.
Para poder elegir sueños felices, tendremos
que aprender a dar órdenes correctas a nuestra
mente, para que ella se encargue de todos los
detalles. Pero normalmente tenemos mucha
dificultad para hacer esto y ella, que ya tiene
programas predeterminados por nuestro
pasado, sigue recreando lo mismo de siempre
cuando no somos capaces de cambiar esos
programas por otros nuevos que se ajusten a
lo que deseamos crear.
Si has nacido en una familia donde reinaba
la violencia, tendrás ese programa establecido
en tu mente, el que no cambiará, hasta que
tomes la segura y firme determinación de
hacerlo. Lo mismo sucede si has nacido en una
familia que ha vivido siempre en escasez. Tu
mente sabe de eso, sabe como crear la misma
situación y seguirá haciéndolo hasta que
seas capaz de implantar una nueva ruta de
pensamiento.
Necesitas descansar y darte cuenta de que
estás proyectando lo que ves. Entonces la
paz te puede alcanzar. Tendrás que meditar
en qué es lo que quieres soñar y sostener
esos sueños en ti, para que tu mente los
acepte como una nueva plantilla que proyectará
fuera de ti.
Estamos en esta vida para aprender a tener
sueños felices. Creo que hemos venido solo
a eso, para descubrir cómo es el procedimiento
adecuado para proyectar lo que es bueno y
agradable para nosotros.
El primero paso es aclarar qué es lo quieres,
luego buscar la manera de sostener esos
pensamientos en tu mente (aunque ella se
resista) por el tiempo necesario y suficiente
como para que tu mente sea capaz de moldear
tu realidad física a ese nuevo diseño tuyo.
Si sigues pensando que algo allí a fuera tiene
que cambiar primero, para sentirte más libre
y más feliz, estarás perdiendo tiempo valioso
que puedes estar utilizando en ordenar tu mente.
Patricia González
www.evolucionespiritual.com