Vive desde el corazón… y serás feliz

CO-CREADOR@ Desde : 06/12/2008 He aportado : 4682

Cuando notaba la suavidad del algodón de las sábanas de la cama del Hotel de Shanghái, después de una semana durmiendo en la profunda China, era como encontrarte un poco más cerca de casa.
Esa era mi sensación al descansar en la habitación del piso 33 del Hotel de Shanghái. Había sido una semana complicada. No había cubierto satisfactoriamente ninguno de los objetivos que me había marcado en el viaje. La China rural era complicada. La diferencia cultural e idiomática se había convertido en una barrera insalvable para encontrar soluciones a los numerosos problemas de nuestra planta de Linyi.
Además del mal resultado del viaje, el destino me llevaba a volver a casa a través de los Estados Unidos. Varios urgentes asuntos me obligaban a volar a Los Ángeles y Nueva York, antes de volver a Barcelona. ¡Era la tercera vez en mi vida que el trabajo me llevaba a realizar la vuelta en mundo en 10 días!
Tampoco el hecho que me asignaran la habitación en la planta 33 me había generado mucha felicidad. La vista de la cuidad era imponente, pero solamente hacía tres meses del atentado de las torres gemelas de Nueva York y aún estaba impactado por la catástrofe humana que había sucedido.
Me dormí repitiéndome a mí mismo que no pasaría nada.
Ring, ring, ring. Sonó el teléfono de la mesita de noche de la habitación. Me sobresalté
- Somos de la recepción del Hotel.
¿Qué hora es? ¿Ya es la hora de despertarse? ¿Qué pasa? ¿Cómo es que me llaman?”… Millones de preguntas acudían a mi mente en apenas décimas de segundo. Aturdido aún por el súbito despertar, intenté despejar mi mente para escuchar.
- Somos de la recepción del hotel- repitió una voz al otro lado del auricular.
- ¿Y qué pasa?
- Tenemos un incendio en el hall del Hotel que esperamos poder apagar. Le pedimos que se quede en la habitación hasta nuevo aviso. Por favor, vístase y quédese en la habitación hasta nuevo aviso.
- Bien -me escuché resignado.
Me vestí y me senté en la cama como me dijeron. Las alarmas de los bomberos se oían claramente. Millones de pensamientos sobre el incidente de las torres gemelas de Nueva York se reproducían de forma turbadora en mi mente.
Empezaba a tomar consciencia que posiblemente iba a vivir un episodio dramático en mi vida. Era otro 11 de Septiembre… ¡pero me estaba pasando a mí!. Me puse nervioso, intranquilo, asustado…. Se me secó la boca, mi corazón palpitaba cada vez más rápido.
Cuando parecía que el pánico se apoderaba definitivamente de mí, de repente un enorme vacío se hizo en mi interior y una fría sensación me sobrevino. No sé por qué, pero mi nerviosismo se tornó calma cuando decidí que me tenía que despedir uno a uno de las personas a las que apreciaba y quería.
Había muchas posibilidades de que no saliera de la planta 33 con un incendio en el hall. Era muy posible que estuviera viviendo mis últimos minutos en esta vida. Era posible que ese fuera mi final. Que mi vida se acababa así y allí. Pero no pasaba nada si moría en ese momento. Lo estaba aceptando con serenidad.
Me puse a hacer examen de consciencia de lo que había estado haciendo bien o mal. Me sirvió para darme cuenta cuando en esta vida había sido feliz y cuando no lo había sido.
Ring, ring, ring. Sonó otra vez el teléfono.
- ¿Si? -contesté con calma.
- Le informamos que la situación está totalmente solucionada. El fuego está totalmente apagado y controlado. Puede usted descansar tranquilo. Gracias por su comprensión y disculpe las molestias por el incidente.
El teléfono había puesto fin a los 20 minutos más largos y extraños de mi vida… y también los más profundos.
Cuando colgué, lo primero que pensé no fue en la felicidad de que todo estuviera solucionado. No pensé en que ese no era mi final. Pensé en que esos 20 minutos de profunda introspección me había servido para valorar de forma clara y contundente mi vida. Decidí que a partir de ese mismo instante iba a transcurrir valorando lo que quiero, lo que amo y lo que aprecio. Y que desde el respeto y con asertividad no iba a aceptar algo que no contacte con eso.
Estar conectado desde el corazón sería y es mi manera de vivir y cada día me acuerdo con cariño de esos duros y especiales 20 minutos de la planta 33 del Hotel de Shanghái. Estuvieron allí para marcar mi vida de forma positiva y para entender que desde los buenos sentimientos la vida se ve con felicidad… sean cuales sean las circunstancias que te toque vivir.
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» Piensa que eres feliz, y serás feliz
» Busca el camino hacia lo que quieres y serás feliz
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» Si esperas, no serás feliz
» Consigue ser auténtico y vive siguiendo a tu corazón