"Para aquel que se vuelve consciente de la existencia de su mundo
interior y que se esfuerza en trabajarla con precisión y
claridad, utilizando los más hermosos colores y las más hermosas
formas, el reconocimiento de la sociedad no tiene para él mucha
importancia: sabe y siente que su trabajo está ahí, en su
interior, no puede desanimarse, no puede dudar. Es pintor,
escultor, arquitecto y vive en medio de sus creaciones.
Diréis: «Todo esto es muy hermoso, pero ¡nadie ve estas
creaciones!» No es para los humanos que crea, lo hace para otras
entidades en el mundo invisible. Éstas acuden a contemplarlas y
después se pronuncian, «compran»... y él se convierte en un
artista célebre... ¡en el cielo! Y si un día estas entidades
deciden que sea famoso aquí en la tierra, es muy fácil para
ellas. Pero no es esta gloria lo que debe buscar; debe tratar de
satisfacer y maravillar únicamente a las entidades del cielo
diciendo cada día: «¿Entonces, y hoy, qué decís de mi trabajo?»
Omraam Mikhaël Aïvanhov