Dos términos en apariencia semejantes pero opuestos en esencia: quien ejerce la fuerza para acceder al poder renuncia a su fortaleza, en la sociedad actual la serenidad, la paz, el perdón y la no agresión se consideran símbolos evidentes de debilidad, ¿no será al contrario?
El poder no necesita de alardes para manifestarse, esta característica se puede observar claramente en la naturaleza, los animales más poderosos son a la vez los más tranquilos, en cambio los débiles esconden su miedo detrás de gestos amenazantes, un perro de gran tamaño es sereno y apacible, un perro pequeño siempre está ladrando y enseñando sus dientes para intimidar a aquellos a los que teme.
Esas mismas actitudes se pueden observar en los humanos, aquellos que son conscientes de su fortaleza actúan sin ansiedad ni violencia, la agresión no forma parte de sus prioridades y por esta misma razón jamás se sienten agredidos, su poder reside en su interior y se manifiesta en su vida, no es que sean ingenuos y lleguen a permitir con su actitud pacífica el abuso, simplemente no le siguen el juego a aquellos que pretenden intimidarlos o controlarlos por la fuerza.
Otros en cambio permanecen en un estado de ataque y defensa constantes, agreden a los demás porque les temen, han creído que quien hace daño controla la situación, que si alguien no responde a sus ataques es un cobarde o les teme, esto les da una sensación de poder que conjura temporalmente el miedo que sienten, son personas inseguras que se atacan en los demás, que usan la estrategia de la ofensa, que creen ganar una batalla causando dolor a los que los rodean sin entender que su táctica se vuelve finalmente en su contra.
No hay fortaleza más autentica que la serenidad, no hay poder más grande en el universo que el del amor, no hay debilidad en el perdón sino una sabiduría que comprende la complejidad del ser humano y la acepta, la fortaleza es silenciosa y pacífica, la fuerza es altanera y agresiva, quien es consciente de su fortaleza es capaz de perdonar sin un reproche y de comenzar de nuevo sin rencores, quien recurre a la fuerza negará el perdón como una estrategia de control sobre el otro, volverá una y otra vez sobre el error como un arma contra su adversario.
La fortaleza es el resultado del amor por uno mismo y de un sano auto concepto, cuando ninguna actitud, ninguna palabra, ninguna ofensa puede cambiar esa visión interior del propio valor hay un empoderamiento del ser, se renuncia conscientemente a la aprobación de los demás, la seguridad se basa en el autoconocimiento y no en disminuir a otro para engrandecerse.
La fuerza en cambio genera rivales, siempre estará compitiendo, intentando demostrar su fuerza por medio de la agresión, del abandono, de la crítica, del silencio, del reproche y del ataque indiscriminado contra todo aquel que parezca amenazar su auto imagen o le haga sentir vulnerable, una auto imagen que siempre estará en riesgo porque sus bases son tan débiles como la fuerza con la que pretende defenderla.
La fortaleza es el amor por uno mismo que se irradia hacia los demás y se brinda sin límites; la fuerza en cambio es una súplica velada por ser amado y aceptado, es el miedo al rechazo que se expresa por medio de la agresión y el conflicto
La fortaleza escucha, la fuerza discute, la fortaleza saca lo mejor de los demás, la fuerza desprecia y critica, la fortaleza es comprensión y perdón, la fuerza es rencor y venganza, la fortaleza empodera al otro, la fuerza lo hace dependiente, la fortaleza permite enfrentar los desafíos sin luchar contra ellos, la fuerza se enfrasca en una lucha sin sentido que genera resistencia y prolonga el sufrimiento.
Recurre a tu fortaleza, busca en ti y en lo que eres, tu poder no se basa en ser mejor que los demás ni en disminuirlos para sentirte más fuerte, tu mayor fortaleza es amarte y aceptarte como eres, amar y aceptar a los demás y a la realidad, sólo así dejarás de luchar contra ti mismo, contra las personas y las circunstancias que te rodean, entrarás en un espacio de aceptación que te dejará como fruto la paz y la serenidad, la actitud de un ser poderoso que sabe que vale por ser quien es, que posee todo el potencial en sí mismo para desarrollarse y crecer sin luchas inútiles por adquirir un lugar en el mundo que ya le corresponde.
Quien es consciente de su fortaleza abraza, sonríe y alienta, no teme expresar sus sentimientos porque son auténticos y no dependen de la reacción de los demás, no le interesa tener la razón o ganar en las discusiones, observa en silencio y en paz la frenética lucha que se libra en el mundo por el poder y sonríe, sabe que el único poder válido es el que ejerce sobre sus pensamientos, palabras y acciones para que la fuerza de sus reacciones no sabotee la fortaleza de sus decisiones.
No cometas el error de confundir bondad con debilidad, de asumir el silencio ante tus ofensas como una victoria o la nobleza ante tus ataques como sumisión, lo más probable es que te encuentres ante alguien mucho más sabio y poderoso que tu, su amor por ti es tan grande que evitará a toda costa recibir tu ofensa, será invulnerable a tus intentos de dañarlo y ante tu insistencia en atacarlo finalmente se alejará para conservar su afecto por ti y preservar la armonía en su existencia.
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