El universo está en constante cambio. Todo es energía dinámica que constantemente se transforma. Si impides ese cambio se produce un estancamiento que no es natural. ¿Qué relación tiene esto con tus conflictos de pareja?
Muy sencillo. Una crisis de pareja no es más que el resultado de no estar abiertos al cambio interior. A no saber, monitorear adecuadamente lo que está ocurriendo en la relación… Hasta que es demasiado tarde.
En este artículo quisiera compartir con más detalle este concepto.
Cuando en una relación de pareja no hay crecimiento interior, todo se vuelve estático. Comienzan así a repetirse patrones de conducta que muchas veces son perjudiciales para la relación y no nos damos cuenta.
Estar atrapados en el pensamiento negativo, puede ser difícil de superar porque requiere hacer cambios, salir de nuestra zona de confort. Eso significa algunas veces cambiar de amigos, cambiar de trabajo, cambiar de ciudad, cambiar la forma de expresarnos, hábitos de salud, etc.
Si quieres superar una crisis de pareja, entonces tienes que estar abiert@ al cambio, porque evidentemente, las cosas que están haciendo no dan resultados. No los que quieres al menos. Por lo tanto, es fundamental que tomes la decisión de cambiar. No importa que haga tu pareja. TÚ tienes que cambiar primero. Es el primer paso, y probablemente el más importante.
Muchas personas me preguntan “Mi pareja no quiere cambiar, ¿qué hago?”. Sin embargo, formulan la pregunta equivocada. No se trata del cambio de los demás, siempre se trata de tu propio cambio. Si vives una realidad que no te gusta, ¿Quién es la principal persona llamada a mejorar las cosas? Así es! eres TU.
Si te sientes estancada o estancado en tu vida, porque las cosas en tu relación no van bien, necesitas el coraje de enfrentar la situación y analizar porque creaste esa realidad en tu vida. Incluso los problemas que genera una crisis de pareja, pueden convertirse en comportamientos a los que nos habituamos y que incluso nos hacen sentir cómodos. Aunque suene contradictorio.
Nuestra manera de sentir, pensar y actuar tienes que ser distintas para crear las condiciones necesarias en el mejoramiento de una relación o matrimonio. Es así de simple, aunque eso no quiere decir que sea fácil.
Ponte en acción. Piensa qué cosas desagradables de tu relación se han vuelto habituales. Tal vez quieras también analizar si se ha producido una suerte de “acostumbramiento” a esa situación. Puede que te sorprenda darte cuenta que ambos se “sienten cómodos” con esa situación, entendiéndolo como algo que aceptan como normal. Eso te dará luces sobre la dirección en que tienen que moverse.
Roberto Doussang