De entre los temas más difíciles de abordar para algunas personas son los referentes a la muerte ya que nos provocan dudas, pensamientos, imágenes y recuerdos muchas veces no gratos, además que como seres humanos es bastante común tener cierto miedo e incluso respeto a la muerte. Pero, ¿qué sucede cuando uno de nuestros seres queridos busca en el morir la única opción de liberarse de sus problemas o como una manera de solución ante una pérdida?
Resulta difícil tanto para familiares, amigos y allegados a la persona adentrarse a las razones que originan este tipo de búsqueda de salida ya que es como si se pensara que el hablar sobre el suicidio provocaría la muerte del otro o su intento. Pero no es así, el permitirse un espacio para hablar de las emociones, el tener confianza en alguien o sentirnos escuchados por otro abre el panorama de opciones de solución de conflicto. La persona que considera el suicidio como opción es porque no ha encontrado otras maneras de salir adelante.
Comúnmente se habla que “el que se quiere suicidar no lo dice”, que “sólo quieren llamar la atención, pero no es algo de qué preocuparse”, etc., pero es importante aclarar que hay maneras de detectar y prevenir el suicidio y que ningún intento o ideación sobre el morir debe de ser minimizado o pasado por alto. Son señales de que algo está sucediendo, en diferentes niveles, pero nunca está de más el observar lo que sucede con el otro.
Se conocen ciertos indicadores que definen el Síndrome Pre Suicida, esto es, aquellas conductas que marcan un foco de atención para la intervención; estos son:
• Cambios en el comportamiento, como por ejemplo, el aislamiento, la pérdida del apetito y del interés sexual, problemas de sueño (ya sea que se duerme pocas horas o durante la mayor parte del día).
• Cambios bruscos en la situación personal, como la pérdida de un ser querido, cambio de trabajo, desajuste social, problemas económicos, conflictos en la escuela, entre otros.
• Consultas médicas recurrentes.
• Se verbalizan frases significativas sobre decaimiento y sentimiento de “no poder más.”
• Se deja de hacer aquello que causaba placer como el practicar un deporte, salir con amigos u otras actividades recreativas.
• Pensamientos de profunda tristeza y desesperanza.
• Desprendimiento de objetos valiosos y conductas de despedida.
• Elaboración de la idea de muerte, por ejemplo, la planificación del hecho o pensamientos sobre el morir.
Para los familiares y amigos muchas veces es difícil acercarse a la persona con dichos indicadores ya que se duda sobre la mejor manera de ayudar. Algo que contribuye al apoyo a la persona es el escuchar lo que tiene que decir; permanecer cercanos es un buen inicio y proporciona acompañamiento ante el conflicto.
Por otro lado, es necesario también buscar inmediatamente un proceso de acompañamiento psicológico, para poder prevenir el avance de estas conductas destructivas así como también, establecer otros intentos de solución a este momento por el que está pasando la persona.
Lic. Valeria Solorio