Una de las quejas más frecuentes de las mujeres casadas es que tienen problemas con sus esposos por culpa de sus suegras. ¿Está condenada al conflicto la relación entre suegras y nueras? ¿Es posible vivir en armonía y establecer límites claros que respeten todos los involucrados?
Ser agradecidas
Suegra. Si de algo debes darle gracias a la vida, es de que tú y tus hijos son felices gracias a sus parejas. Ellos aman y son amados por las personas que eligieron. Y no importa cuál sea tu opinión sobre su elección, si te agradan o te disgustan: tu comportamiento hacia ellos deberá ser de gratitud, pues sólo sus cónyuges podrán satisfacer sus necesidades básicas de aquí en adelante, con quienes tendrán seguridad y protección en su vejez.
Nuera. Recuerda que tu suegra es la mujer que le dio la vida a tu esposo, la que lo cuidó y satisfizo todas sus necesidades hasta su vida de casado, y ahora te lo está entregando. Qué regalo tan valioso, ¿no? Por eso, para muchas madres entregar a sus hijos es difícil, porque es como si te regalara una parte de su corazón, algo vital y verdaderamente importante. Lo entenderás cuando tengas que entregar a tus propios hijos. Sólo sé agradecida por el maravilloso regalo que te dio.
Respetarse mutuamente
Suegra. Todas las personas merecemos respeto por el simple hecho de existir. Con mayor razón debes mostrar ese respeto a la compañera de tu hijo, a la mujer que lo hará feliz y que además te convertirá en abuela. Recuerda que esa persona es muy importante para tu hijo y si le faltas al respeto entrarás en un remolino de problemas y sufrimientos innecesarios. Tú eres su pasado; ella es su presente y su futuro. Piensa en las consecuencias de tus actos: tu hijo dejará de amarte si eres irrespetuosa y correrás el riesgo de alejar a tu familia y, como les ocurre a muchas otras mujeres, hasta puedes pasar tu vejez en total abandono. Por lo tanto, es mucho mejor respetar su libertad y sus decisiones, y mantenerte al margen de su matrimonio.
Nuera. De la misma manera que respetas a tus padres, tendrás que ser respetuosa con tu suegra, por ser mayor de edad y por ser la madre de tu esposo. Respetarla te brindará una buena relación con tu cónyuge y será una invitación para que él haga lo mismo con tu familia. Además, hablar mal de tu suegra, criticarla o confrontarla te traerá grandes problemas y pondrás a tu esposo entre la espada y la pared, porque ama a las dos. Aunque sabemos que el esposo siempre debe apoyar a su pareja, no debemos pedirle que haga una elección. Sería como pedirle que elija entre su mano izquierda y su mano derecha. Sé bien que a veces no será sencillo, sobre todo si tienes una suegra dominante, pero recuerda que ella es como la sal que le da sazón a los alimentos y tú eres el azúcar, que es el postre de la vida. El respeto mutuo las ayudará a ser aliadas y contarás con una persona más en quien apoyarte en momentos de adversidad, porque la vida da muchas vueltas y nunca sabes cuándo la vas a necesitar.
Comunicación saludable
Suegra y nuera. Para lograr la armonía en cualquier tipo de relación, sobre todo en la familia, la comunicación es vital. Con esto no me refiero a dar consejos, manipular, chantajear, competir, hablar mal de la otra, etcétera. La comunicación debe estar cimentada en el yo interno; es hablar de sí mismas, de sus sentimientos, de quiénes son, de sus sueños y sus esperanzas en el futuro, y del futuro de sus hijos y sus nietos. Aprendan a dar consejos sólo si se los piden, y sean aliadas, apoyándose y ayudándose mutuamente, poniendo en común sus cualidades para beneficio de su relación y de toda la familia. Eso sería maravilloso para el bienestar de ambas.
Asimismo, si surge un problema o alguna duda, no dejen pasar el tiempo. Traten de solucionar la situación de inmediato por el bien de las dos, siempre manifestando sus sentimientos. Recuerden que la mayoría de los conflictos surgen de confusiones o malos entendidos —yo pensé, yo creí, yo entendí—, así que hay que agarrar al toro por los cuernos y hacer las aclaraciones pertinentes, cuidando el tono de la voz y sin actitudes agresivas.
Límites y lineamientos saludables
Suegra. Por el bienestar de ambas, es importante que establezcas límites en la relación: que te llamen por teléfono para avisarte que te van a visitar, para que no te encuentren en pijama; que los niños recojan sus juguetes antes de irse para que tu casa quede ordenada; si tu hijo y tu nuera se van a quedar a comer o a cenar, que traigan alimentos para compartir y, entre todos, que dejen limpia la cocina; que te avisen con tiempo si quieren que cuides a los niños para que no afecten tus actividades ni tu horario de sueño. Identifica cuáles son tus necesidades y haz una lista de tus límites y tus lineamientos para que tu hijo y tu nuera los respeten. De esta manera se evitarán muchos problemas de comunicación.
Nuera. Es muy importante que desde el principio definan sus límites como pareja para evitar problemas conyugales, sobre todo si tu suegra es de la tercera edad, dominante y chantajista.
Para empezar, “el casado casa quiere”. Si no pueden rentar su propio espacio, es preferible posponer la boda antes que ir a vivir con algún familiar. Ésta es una regla de oro que por salud emocional y por el bienestar de la pareja se debe respetar pues no es negociable.
Otra regla es que ambos estén de acuerdo en las visitas a la familia política, tanto materna como paterna. ¿Cuántas veces a la semana las visitarán? ¿Irán a pasear, a comer o a cenar?
Finalmente, es importante que si le imponen un castigo a sus hijos, lo informen a las suegras para que no intervengan de manera errónea cuando los nietos estén de visita.
Tolerancia
Suegra y nuera. La tolerancia implica aceptar que todos somos, pensamos y actuamos de forma diferente. Incluso en la relación matrimonial es normal que haya temas en los cuales la pareja no esté de acuerdo, por lo cual es indispensable un proceso de negociación. Lo mismo ocurre en la relación de la suegra con la nuera, quienes pueden ser muy diferentes y quizá jamás lleguen a estar de acuerdo en algunos temas. Pero lo anterior no es razón para no ser aliadas o para ser enemigas. Por el contrario, pensar distinto es una forma de complementarse, que podrá servir de ejemplo a los niños para sus propias vidas. En algunos aspectos la suegra y la nuera sí son semejantes: son mujeres, tercas y necias, que siempre quieren tener la razón. No obstante, practicar la tolerancia y establecer buenas negociaciones y grandes acuerdos es una buena estrategia para lograr la felicidad familiar.
No hay suegra ni nuera perfectas
Gracias a Dios, nadie es perfecto. Sin embargo, no debemos ignorar que las suegras tienen un poco más experiencia que las nueras, a pesar de que estas últimas cuentan con muchas más estrategias de aprendizaje. Sólo recuerden que no son contrincantes, y que, les guste o no, el hombre que tienen en común, deben compartirlo.
La primera etapa fue de la mamá, que será la madre toda la vida. Y la segunda etapa será de la nuera, que tendrá que compartir a su esposo con su suegra, así como él tendrá que compartir a su esposa con sus suegros, porque también son una parte especial de su vida.
Ambas cometerán errores, pero así como les enseñamos a nuestros hijos que la frase mágica es “por favor”, aquí la palabra mágica será “perdón”. Les aseguro que, de este modo, su relación será mucho más armoniosa.
La familia extendida es muy importante en la vida de los hijos. Especialmente, la presencia de los abuelos marca para siempre el destino de los nietos. Y del modo como suegra y nuera solucionen sus problemas, será la forma como les enseñarán a los hijos a resolverlos. Recuerden que cada error, cada discusión y los malos entendidos, sólo son ejercicios de aprendizaje. No se ahoguen en un vaso de agua y no se estanquen en un problema. La vida es muy corta; por favor, no la desperdicien en riñas y en confrontaciones. Mejor sean aliadas y luchen por su felicidad. Ambas se la merecen.
Las relaciones humanas son circulares, pues lo que uno da, eso mismo recibe. También funcionan de acuerdo con la ley del péndulo: si una trata bien a la otra, la induce a actuar de igual manera. Recuerden que una relación saludable se fortalece cuidando la comunicación, respetando la libertad de los demás y respetándose mutuamente. ¡Buena suerte!
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