Muchos aprenden a estar en paz consigo mismo, pero en cuanto se encuentran con ciertas personas se desequilibran. Y estas personas a veces están en el mismo lugar de trabajo diario o en el mismo hogar.
Precisamente por la cercanía, las personas que habitualmente están contigo saben dónde pueden herirte y saben cómo desequilibrarte. Y habitualmente tú responderás, por reflejo condicionado, de la misma manera que ellos esperan, consciente o inconscientemente. Es un juego psicológico en que cada uno repite las mismas movidas.
Para mantener tu equilibrio es necesario que no reacciones de la misma manera. Cambia el juego. Responde de manera diferente o no responde, por mucho que sientas el impulso a hacerlo.
Mantén una actitud mental positiva el mayor tiempo posible. Tolera y comprende. Busca otros temas de conversación. Evita discutir. Cede en lo que no es importante y defiende lo verdaderamente trascendente.
¿Te acordarás en cinco años más del motivo por el cual hoy te enfadas? Si en un tiempo más ni siquiera lo recordarás, no vale la pena que te provoques una enfermedad enojándote o regañando.