A nuestro planeta lo hemos llenado de tantas cosas inservibles, ideadas para una corta duración, que ahora nos encontramos con que los desperdicios anegan lo genuino y útil.
A nuestro mundo personal, gobernado pòr nuestra mente, lo hemos abarrotado de tanto contenido poco aprovechable, que nos hemos convencido que tener miles de pensamientos e información es lo normal y más que suficiente.
A la mente la mantenemos ocupada, siempre. Cuando se acelera; comemos/bebemos. Cuando una idea nos asalta y obsesiona; sufrimos. Cuando se deprime y cae en un pozo negro; nos aislamos y/o medicamos. Cuando persiste y no nos deja dormir; nos medicamos … y todo sigue igual en nuestro mundo …. l
Cuando decidimos reorganizar y reconstruir nuestro mundo personal, domesticamos la mente y la ponemos al servicio de la Conciencia que comienza a despertar; aprendemos a pensar.
Despejada la mente, desaparece todo contenido inútil. Trascendida la mente, conectamos con nuestra alma y experimentamos otras dimensiones de nuestro ser.
La Conciencia se hace consciente de sí misma; de su eternidad y pertenencia a la Conciencia Universal.
Cuando el Yo trasciende la propia Conciencia se funde en la Conciencia Suprema.
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