Deseamos llegar a ser alguien en la vida… cuando ya somos.
Nos sentimos mal con nosotros mismos porque queremos llegar a ser … creyendo que “ser” es “tener“.
Nuestra Mente impaciente se va al futuro una y otra vez queriendo LLEGAR a ser … dejando para entonces el SER feliz… teniendo esto y aquello …
Nuestra Mente llena el tiempo haciendo cálculos y planes, desde una realidad distorcionada por los miedos y la inseguridad del yo. El Ser está en el eterno Presente.
Deseamos llegar a ser y nos aventuramos a soñar … pero las expectativas normalmente no se cumplen y causan frustración y sentimiento de fracaso. Y así reforzamos la poca confianza en nosotros mismos. Y el alejamiento de nuestro verdadero Ser aumenta.
Lo absurdo del sufrimiento es que es gratuito. El yo sufre de agonía y ansiedad por el sin sentido. Pero el Ser -en su interior- existe en la serenidad y paz al saberse eterno y parte del Todo.
Si despejamos nuestra Mente de todas las sombras tóxicas que no nos permiten ver nuestro interior, comenzaremos a tomar consciencia de quiénes somos para terminar descubriendo al Ser original y esencial que habita en nosotros.
Recuperar al Ser; fundirnos en él -reunificando el yo con el Yo Superior-. Armonizando y alineando todas nuestros cuerpos; físico, mental, emocional, energético y espiritual para crear una sintonía perfecta con la energía del Amor Puro universal que anima todo el Universo.
El Ego vive en la dimensión de lo imaginario y centrado en sí mismo como eje de su mundo particular. Trascender la Mente es acrecentar de forma ilimitada la percepción de nosotros mismos. Significa despertar y acrecentar nuestra Conciencia, fluir en ella, y permitir que nos induzca a fundirnos en la Conciencia Universal.
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