Sin fumar, ¿cómo vamos a ligar? (II)Tras la publicación el otro día del primer (y perplejo) capítulo de 'Sin fumar, ¿cómo vamos a ligar?' al hilo de la muy restrictiva puesta en marcha de la Ley Antitabaco, no fueron pocos los que me dijeron que si no se podía pedir fuego en los bares como táctica de acercamiento, se pediría fuego FUERA DE LOS BARES (Entended estas mayúsculas enfáticas como un índice y un corazón girando o como dos cejas que se elevan haciendo la señal de dúplex un par de veces).
La estrategia es la que sigue: Contemplar a la chica que te gusta, establecer contacto visual y esperarla en la puerta del bar cuando ella salga a drogarse con su dosis de asquerosa nicotina intrapulmonar. Me lo contó esta amiga que tengo, rubia, guapa y acechable, que dio lugar al germen del primer artículo.
Me dijo: "Mira que listo este tío que me entró el sábado, que esperó a que saliera para seguirme de forma astuta".
"Ah, ¿sí? ¿Y funciona?", me interesé intentando recopilar una serie de buenos consejos para abordar de manera audaz a todas esas posibles futuras ex novias que el Señor me tiene reservadas.
"Bueno, depende". (Y lo que sigue ahora es literal, puesto que reproduzco exactamente lo que ella me recitó extrapolando la figura del valiente ligón a todos nosotros cuando alguna vez nos han flaqueado las rodillas frente a una JASP).
(Juro que lo que a continuación leeréis no lo ha escrito Borja Cobeaga).
Mi amiga: Resulta que salgo y me sigue, y me dice: 'Qué bien que te pillo aquí porque llevaba un buen rato mirándote y ahora que estamos los dos fuera tengo la excusa para hablarte', a lo que yo le respondo: 'Ah, sí. Muy bien'.
Todos los hombres del mundo: Y bueno, ya que hemos roto el hielo. ¿Estudias o trabajas? (Listo, tirando de clásicos).
Ella: Pues trabajo...
Él: Ah, ¿sí? ¿Y en qué?
Ella: En una revista de cine.
Él: Vaya, qué pena. No me gusta el cine. (Con dos cojones).
Ella: ... (¿Qué responder a eso?).
Él: A mí lo que me gusta es viajar. ¿Has viajado mucho?
Ella: Pues sí, la verdad. Mi padre es piloto, y bueno...
Él: ¿Y has estado de Erasmus?
Ella: Sí (calada larga de desesperación)... un año en Génova.
Él: Ah, entonces sabrás un montón de francés.
Ella: (¿?, ¿?, ¿?, ¿?, etc...)
Ni que deciros que Todos los hombres del mundo se fue solo a casa esa noche o al menos en cuanto a mi amiga, la artista periodista, se refiere.
Y ahora, amiguitos, el consejo que hará que esta pieza adquira pleno significado didáctico: Más importante que los preservativos (o frotaros con la esponja detrás de las orejas para que no quede nada de roña) a la hora de convencer a una dama para que intercambie caricias con vosotros es haberle echado un vistazo al mapa mundi. A veces, insisto, fumar no lo es todo.
Fuente:
http://www.revistagq.com/articulos/sin-fumar-como-vamos-a-ligar-ii/10823