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| Cómo ligar en un avión | |
| | Autor | Mensaje |
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Hondero 3.0 maestr@
Desde : 31/01/2011 He aportado : 8175
| Tema: Cómo ligar en un avión Miér Abr 16 2014, 22:02 | |
| Cómo ligar en un aviónDespués de estar meses trabajando duro, con pocos descansos y ausencia de sexo, estaba quemada, caliente y en una misión para soltarme el pelo y divertirme cuando abordé el avión con destino Buenos Aires. Viajaba sola, y una vez sentada junto a la ventanilla, mi impaciencia por ver quién se sentaba a mi lado crecía por momentos. No tuve que esperar mucho más. "Hola, ¿qué tal?", lo miré de arriba abajo. No podía creer mi suerte: era alto, atlético y tenía una sonrisa encantadora. Ya empezábamos bien y ni siquiera el avión había despegado todavía. Decidí no ponerme los auriculares para hacerle entender que estaba dispuesta a hablar. No tardó en presentarse; era un joven argentino, que estudiaba en Suecia y volvía a casa por vacaciones para ver a su familia. Normalmente, el mejor momento para empezar una conversación en un avión es cuando se sirve la comida, pero ya había hecho un rápido progreso antes. Cuando la azafata se acercó para confirmar si había pedido comida vegetariana, mi nuevo amigo argentino no dejó escapar la oportunidad de conocerme un poco más. "Si probaras la carne argentina, dejarías de ser vegetariana", sonrió. Le hice entender que el hecho de perderme el asado argentino no significaba que no fuese a probar el producto nacional. La conversación y el coqueteo continuaron gracias a vino tinto, roncola y la atracción obvia que había entre nosotros. Sin embargo, la bruma alimentada por el alcohol se evaporó de repente cuando entramos en una turbulencia. Sentí una mezcla de excitación y vulnerabilidad, estando a miles de metros de la tierra, volando sobre el Atlántico. En ese momento estaba en manos de la naturaleza, también en las del piloto, pero sobre todo en las del argentino que me había cogido el brazo para calmarme. "¿Estás bien?", me preguntó. "No", mentí, mientras lo miraba con ojos grandes. Decidí aprovechar la situación al máximo y exageré el miedo. Afortunadamente, funcionó, y tras unas miradas largas e intensas me besó. Los besos llegaron a ser más imprudentes y pasionales, y siguieron después de la turbulencia. Cuando todo el mundo se puso a dormir, nuestras manos empezaron a explorar bajo las mantas y pude comprobar con satisfacción la calidad de su carne argentina, sin duda "macanuda". La cosa se puso muy caliente y, a pesar de que ya no había turbulencias, yo ya estaba deseando encontrar más para camuflar nuestros gemidos. El hecho de poder ser observados o la posibilidad de que nos pillaran en cualquier momento aumentó el morbo de la situación. Luego, los efectos del alcohol se disiparon y fuimos conscientes de que teníamos que andar con más cuidado. "Quiero hacerte el amor cuando aterricemos", me susurró al oído, aumentando la tensión. Cuando llegamos, me ofreció sus servicios como guía turístico y prometió mostrarme las mejores vistas de Buenos Aires: su cama, el asiento trasero de su coche e incluso una mesa de billar. Dos semanas más tarde, estaba de vuelta en Barcelona y me encontraba quemada de nuevo, pero por motivos distintos. Esta vez, me alegré de que nadie se sentara a mi lado en el avión para poder estirarme, cerrar los ojos, disfrutar del sabor de carne argentina que aún permanecía en mi boca… y dormir. Fuente: http://www.revistagq.com/articulos/como-ligar-en-un-avion/15356 O | |
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