Hasta que no nos paremos y prestemos atención a lo que pasa en nuestro interior y reconozcamos cuáles son nuestros sentimientos, no podremos enfrentarnos a nuestras emociones estancadas; frustración, tristeza, desilusión, miedos y tantas otras. Hasta entonces, mientras no hagamos un trabajo de purificación (perdón y aceptación), no vamos a poder salir del círculo vicioso de insatisfacción con nosotros mismos -le llamemos como queramos llamarlo para justificarnos- pero que no nos permite avanzar en comprensión de nosotros mismos.
Para sanar cualquier emoción hay que permitirse sentirla. Tenemos que identificarla: “estoy triste”, “estoy rabioso” … y entender que “estar” es una cosa y “ser” otra muy distinta. Podemos dejar de “estar” pero no podemos dejar de “ser”, esa es la diferencia.
Tengo que ir al encuentro de la naturaleza de mi ser que es quien me facilita la vida. Puede que el pasado haya estado lleno de sufrimiento, vayamos pues a sanar el pasado y volvamos al Presente liberados de esa carga.
Yo decido dejar de estar triste, deprimido, furioso. Todas esas emociones negativas crean un estado en mi interior pero que nada tienen que ver con mi Ser que permanece impávido ante lo que a mi “yo” le altera. Por lo tanto, entendiendo esto, decido crear un “estar” positivo, más en comunión y en armonía con mi Ser. Y elijo estar contento, agradecido, paciente …
Guardar o esconder en nuestro corazón las emociones y sentimientos que nos dijeron cuando eramos niños que eran “malas”, crean sentimientos de culpa, resentimiento y rabia … no se trata de reprimir. Tenemos que enfrentarnos a todo ello y sanarlo; perdonándonos y perdonando. Desde el corazón.
Este es un trabajo necesario de recapitulación. Ir a nuestro corazón, enfrentarnos a nuestras heridas, … y sanarlas. Hoy en día existen técnicas para conseguirlo. Pidamos ayuda y guía. Nos liberará de mucha carga y dolor inútil.
http://reikicris.com/page/6/