Todas las adicciones se nutren de la ansiedad. En el mismo plano de las adicciones al sufrimiento y a la pareja están alcoholismo, farmacodependencia, adicción a las sustancias psicoactivas y otras drogas, que es un estado psicofisiológico causado por la interacción de un organismo vivo con un fármaco o sustancia, caracterizado por la modificación del comportamiento, a causa de un impulso irreprimible por consumir una droga o sustancia; no obstante, ésta es la definición puramente bioquímica. Es una conducta impulsiva e irresistible a ejecutar algo irracional o contrario a la voluntad de quien lo ejecuta. Es un padecimiento o síndrome que presenta un cuadro muy florido de signos y síntomas característicos dependiendo de la sustancia adictiva. Existen adicciones a sustancias químicas, vegetales y a actividades y hasta a ciertas relaciones interpersonales. Se han reportado adicciones a sustancias como: psicotrópicos, alcohol, nicotina y otras drogas. Juegos de azar, comida o componentes comestibles, como azúcar o grasa, sexo o actividad sexual, trabajo, relaciones interpersonales, especialmente de pareja. Las drogas pueden causar dependencia psicológica y física, o ambas. Se es adicto también al sufrimiento, a las mentiras, a la sugestión, la bulimia, la anorexia y la codependencia.
La mentira dura, hasta que la verdad aparece. La mujer de ahora tiene una enorme necesidad de sentirse amada, tiene hambre de sentirse mujer en toda la expresión de la palabra; muchas tienen prejuicios, códigos, estructura de valores que no les permiten ofrecerse abiertamente, pero otras carecen de ello y andan en busca de encontrar el amor de sus vidas. Mujeres de todas las edades caen en sus propias trampas, crean falsas expectativas, viven el infierno, pero sueñan con el cielo; nunca es así, porque árbol que nace torcido jamás su tronco endereza, a menos que el amor aflore y sea quien provoque el gran cambio. He conocido a muchas parejas con serios problemas, algunas a punto de divorciarse; en la capacitación emocional tenemos éxito cuando hay honestidad, disposición, compromiso, actitud, pero sobre todo cuando hay amor. Y si en verdad hay algo difícil es la relación de pareja, la relación matrimonial, pero hoy sé que puedes llevar la fiesta en paz, puedes ser feliz, muy feliz y libre, enamorarte todos los días de tu pareja y la vida se torna distinta, se confirma que en esta vida se es o no se es, siendo así, dejas de jugar la parte, abandonas la mentira, te alejas por completo de la hipocresía y eres genuino. Aun así, la relación aún es enferma, pero en recuperación.
La comunicación es un todo y el instrumento de salvación. Te quedas ahí por miedo, eres la muñeca fea, con el tiempo te vas amargando la existencia, las depresiones son el pan de cada día, todo es blanco y negro, la comunicación es pésima, las parejas disparejas, no sabemos comunicarnos, no sabemos escuchar, no tenemos tiempo para dar, no tenemos palabra ni tolerancia; explotamos por todo y por nada, nos tornamos violentos, agresivos, somos infantiles, hacemos panchos, berrinches y nos convertimos en extorsionadores emocionales, secuestramos a nuestra pareja cada vez que podemos, ya sea usando el poder económico, limitándola de recursos, usando el poder de influencia para ir el día, a la hora y a los lugares que queremos; podemos hacer siempre nuestra voluntad o salirnos con la nuestra, podemos ofrecer y depositar la palabra, una y otra vez, y con cumplir no tenemos la voluntad ni la humildad de hablar, nos justificamos, no aceptamos nuestros errores porque carecemos de humildad y de honestidad, no hablamos, mostramos que estamos molestos, pero nuestro falso orgullo no nos permite solucionar un conflicto, faltamos a los códigos más elementales de la comunicación, nos llenamos de egos, la soberbia nos gana, amenazamos, y entre más gritos más nos alejamos de soluciones, porque somos hirientes, ofensivos, hostigadores, humilladores y entre más pasa el tiempo creemos que tenemos siempre la razón, que tenemos el derecho de estar enojados y no damos nuestro brazo a torcer, porque no somos honestos con nosotros mismos y creemos que la solución es divorciarnos y lo hacemos, y después, en una nueva relación, es el mismo infierno, sólo cambiamos de diablo, no aceptamos ni reconocemos que el que está mal es uno mismo.
Quieres conocer a Andrés, vive con él un mes. Una relación de infidelidad dura porque es a escondidas, te ven como prostituta, te usan sexualmente y te dan por tu lado, con pequeñas cosas te compran, te mienten y tú, adicta a las relaciones enfermizas, caes en el juego porque es de convivencia corta, no conoce de tu neurosis, de lo bipolar que eres, ni tus debilidades emocionales, ni que eres manipuladora, chantajista, extorsionadora, mentirosa; y cuando este amorío termina es cuando en verdad comienzan a conocerse y simplemente no se soportan. Dice el dicho y dice bien: “Que te compre quien no te conoce”. Una sociedad enferma provoca la soledad colectiva. Hay un número impresionante de mujeres solas, tristes y abandonadas esperando a que llegue ese príncipe azul, cuando la verdad de las cosas es como buscar una aguja en un pajar; el mundo está lleno de sapos y ranas que juegan en el estanque al amor, pero no lo encuentran. Quien busca en la basura, basura encuentra
Por Ernesto Salayandia García