Presionar a una persona no es amarla. Es manipularla de un modo egoísta para satisfacer objetivos personales.
Muchas veces, cuando realmente amamos y respetamos a una persona, se nos presentan situaciones en las que debemos dejar ir a esa otra persona.
Al igual que un padre que realmente ama a sus hijos y cuando llega el momento, les permite volar del nido; una persona que verdaderamente ama a otra no recurre a la manipulación psicológica ni a la extorsión emocional o al chantaje afectivo para reterner a esa persona a su lado.
Las relaciones saludables se basan en el respeto mutuo, en la comprensión de que, en algunas instancias de la vida, las personas deben tomar decisiones independientes y transitar caminos diferentes.
Presionar a alguien para que satisfaga nuestros objetivos, metas o deseos personales es, básicamente, una falta de respeto por las metas, los deseos o los proyectos de vida de la otra persona.
A veces, los caminos coinciden y las personas que comparten los mismos valores y los mismos proyectos y estilos de vida. Entonces toman decisiones conjuntas y deciden, de común acuerdo, alternar sus prioridades. Pero lo hacen de un modo adulto y honesto, sin recurrir a manipulaciones psicológicas ni amenazas veladas, o el conocido uso de las lágrimas de cocodrilo.
Es egoísta y muy poco saludable intentar retener a alguien por la fuerza. Es por demás desconsiderado y anticompasivo extorsionar psicológicamente a otra persona para que ceda y satisfaga nuestras necesidades personales.
El chantaje emocional (“tengo dudas si realmente te amo” o “no sé cómo podré vivir sin ti”) como herramienta de manipulación, es propio de personas desconsideradas y egoístas que no logran aceptar que los demás pueden no estar dispuestos a satisfacer sus caprichos.
Quienes nos quieren bien, nos dejarán crecer y tomar nuestras propias decisiones, incluso cuando ello implique terminar con una relación o completar una etapa de la vida.
Si usted ama a alguien, déjelo ser y respételo. Si alguien le ama de verdad, hará lo mismo por usted.
Recuerde: Presionar no es amar, es chantaje emocional.
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