Normalmente, casi nadie quiere ocupar el lugar del “villano” en una relación - ya sea de pareja, laboral, social o familiar. Siempre es más agradable ser quien reparte elogios y muestra una cara sonriente a todos los demás.
El supuesto “villano” de la película, es quien, por el contrario, no reparte sonrisas sino que imparte penitencias. Es quién pone límites, pone a cada uno en su lugar, dice lo que hay que decir (cuando esto es inevitable), y toma las medidas que hay que tomar, aun cuando no sean medidas agradables.
Se requiere mucho coraje para ocupar el lugar del “villano”. Si un amigo o un miembro de la familia padece una enfermedad mental severa que afecta las relaciones del resto de la familia, no es fácil tomar la determinación de hospitalizar a esa persona en una institución de salud mental. Ni siquiera es fácil confrontar a la persona enferma, ya que se corre el riesgo de ser acusado de insensible, entre otras cosas.
Lo mismo ocurre a la hora de despedir un empleado. Es una tarea ingrata que casi nadie quiere tener que ejecutar. Decirle a una persona que a partir de mañana se prescindirá de sus servicios en el área laboral, requiere agallas y mucho tacto.
Terminar con una relación de pareja es, quizás, una de las decisiones más difíciles y dolorosas que hay. La persona que toma la decisión de terminar con una relación es, normalmente, quién ocupa el lugar del villano. Esta persona es percibida como una persona “mala” o “desconsiderada” o “egoísta”. Pero, lo cierto es que muchas veces, las personas no logran poner fin a una relación de pareja tormentosa porque a casi nadie le gusta ser señalado como el “malo de la película”. Prefieren dejar que el tiempo corra y ver si algún día, milagrosamente, se solucionan los problemas.
Otras de las razones por las que las personas no quieren ocupar “el lugar del villano” y no logran poner fin a una relación tormentosa, son:
Temor a ser percibido como una persona desconsiderada e insensible por parte de la familia y de la sociedad
Incapacidad de tomar decisiones, tener una imagen propia muy pobre respecto de la capacidad de poner límites
Incapacidad de hacerse respetar y de defender el respeto que merecen los demás
Falta de agallas, valor, coraje
Negligencia emocional
Irresponsabilidad e inmadurez
Doble moral
Asimismo, hay muchas personas que prefieren no involucrarse ni comprometerse afectivamente en una relación auténtica, por temor a tener que renunciar a ella algún día. El miedo a ser dejado o a tener que dejar a una persona con la que hemos compartido mucho más que salidas eventuales o actividades sociales, suele ser una de las causas principales por las que una persona se ve incapacitada de comprometerse afectivamente con otra (fobia al compromiso afectivo por temor a que la relación termine algún día o se deba tomar la decisión de terminarla)
La presión que ejerce un círculo social también influye en gran medida para que una persona no quiera ocupar el lugar del villano. Hay personas que no se divorcian porque, socialmente, ”está mal visto” o eso es algo que se percibe como un fracaso personal. También están quienes no son capaces de dejar un empleo y buscar otro porque no se creen capaces de encontrar algo mejor que aquello que ya tienen.
El lugar del “villano” es el lugar de las personas que tienen valor para tomar decisiones, especialmente las decisiones que nadie desea tomar. Es también el lugar de quienes no temen abandonar un concepto antiguo y hacer frente a lo nuevo, lo que el futuro les depare, incluso si no saben qué puede devenir con el tiempo.
Estos “villanos” son quienes también pueden elegir cuándo comprometerse (plenamente) con una relación de pareja, y cuándo prefieren no comprometerse por algún tiempo y andar solteros; pero son muy diferentes de quienes no se han comprometido afectivamente nunca por un oculto temor a perder un amor o ser abandonado, y tapan este temor con una infinidad de excusas.
Por último, el villano sabe que la vida no es justa. Sabe que la vida es aquello que se construye eligiendo día a día y tomando decisiones, placenteras y displacenteras, y viviendo con las consecuencias de las mismas. El villano de la película también sabe que las decisiones importantes que tome, no serán siempre bienvenidas, ni percibidas como positivas por los demás, pero resultarán beneficiosas para la mayoría, a largo plazo.
Se requiere mucha madurez, solidez y equilibrio emocional, (además de valor), para ocupar el lugar del villano. Mucha gente prefiere no tener que poner límites, prefiere ser visto siempre como una “buena” persona, incluso si lo que hacen no es en el mejor interés propio o de los demás.
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