La vida podemos verla como un espejo, muchas veces reflejamos nuestras dudas, miedos y desconfianzas en las personas que nos rodean, amigos, pareja, conocidos y hasta situaciones que vivimos.
En ocasiones vemos en los demás debilidades y defectos, las juzgamos y criticamos y hasta a veces nos alejamos de ciertas personas pensando que nos hacen mal y que tienen problemas.
Cuando en realidad hay que darse cuenta de que todo eso que nos molesta y criticamos fuertemente en otras personas es el reflejo de como estamos nosotros mismos internamente, que eso que juzgamos y despreciamos, es nuestro propio estado y comportamiento y es lo que los demás perciben de nosotros.
No vale de nada alejarse de las personas pensando que ellos tienen algún problema, porque realmente lo que se nos está diciendo de alguna u otra forma es que hay algo que no está bien, que somos nosotros mismos los que debemos cambiar algo en nuestra persona, algo en nuestro comportamiento, algo en nuestra forma de ver y afrontar la vida.
Tu vida no cambia cuando cambias de pareja, de amigos, cuando tu jefe cambia, cuando cambian tus familiares, tu vida cambia cuando cambias TÚ. Tu eres el único responsable por tú felicidad, no puedes ser feliz porque alguien te haga sentir feliz, eres feliz porque tú así lo quieres, si esperas a que alguien se comporte como tu quieres para ser feliz entonces serás un esclavo de esta situación.
El cambio debe venir de ti y automáticamente verás como cambia tu entorno y la gente te empieza a ver y a percibir de otra forma. No basta con sólo alejarte de situaciones o personas que te incomodan porque a la final siempre estarás repitiendo el mismo escenario pero en otra parte, mientras no cambies dentro de ti terminarás atrayendo a tu vida lo mismo que odias o desprecia.
Evalúa la situación y rectifica, busca dentro de tus pensamientos y pregúntate si vas bien, las respuestas te vendrán, sólo debes escuchar atentamente.
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