En primer lugar, ¿qué consideras que es la vida? La vida no es lo que comúnmente llamamos vida. A lo que estamos acostumbrados. Lo que nos han enseñado nuestros padres, en la escuela, la cultura. Lo que las personas de distintos países y épocas han pensado que era la vida durante miles de años. Lo que los historiadores han escrito y documentado.
No. Esa no es la vida. En realidad no conocemos aun en este plano lo que es la vida, y no podíamos conocerla hasta ahora que recién empieza a abrirse el velo que nos tenía ciegos, confundidos y equivocados con respecto a esta vital interrogante. Recién ahora empezamos a cambiar nuestras creencias y por ende nuestras creaciones en la vida. Lo único que conocemos y que confundimos con la vida es lo que recién ahora podemos aceptar sin defendernos que estábamos “viviendo”: la muerte.
Como no teníamos más referencia que la de nuestros sentidos y como le dimos significado a todas las cosas de acuerdo a lo que ellos nos decían, formamos la percepción y muy pronto nos fuimos acostumbrando a que eso sea “la vida”. No tardó mucho hasta que dejamos de buscar algo distinto a eso. Muy pronto nos dimos cuenta que esa vida tenía muchas cosas desagradables, la enfermedad, el sufrimiento, la necesidad, el conflicto, la muerte.
Establecimos nuestras costumbres y tratamos lo mejor que pudimos de sobrevivir en la “vida”. Nos esforzamos por hacerla tolerable, evitando enfermedades, desgracias, escogiendo bien cada uno de los aspectos. Establecimos juicios para todas las cosas que cambiarían de acuerdo al lugar y época que fuimos experimentando. Y finalmente también determinamos que en esa realidad de percepciones era posible ser feliz. Encontramos cosas que nos agradaban en comparación con aquellas desagradables y creímos que dentro de la “vida” aquella era la “buena vida”. Logramos mitigar enfermedades, condiciones, conflictos de manera temporal y limitada. Empezamos a crear diversiones, maneras de “pasar” el tiempo, metas que cumplir, disciplinas que dominar, habilidades que desarrollar. Y ahora, a eso llamamos felicidad.
Establecer lo que es la felicidad fue suficiente para que se haga todavía más difícil cuestionar la “muerte”. Ahora la posibilidad de preguntarnos si hay algo más aparte de lo que conocen nuestros sentidos y nuestras creencias se hizo muy difícil. ¡Y lo hermoso y paradójico es que es demasiado fácil!. Hagámonos la pregunta ahora mismo: ¿Existe algo más allá de lo que conocemos a través de los sentidos, las creencias que hemos aprendido de la cultura, lo que nos han enseñado nuestros padres, nuestra educación y todo lo que jamás hemos visto en este plano?
Sí. Existe la vida y todo lo que conoces por ahora es la muerte. La buena noticia es que la vida ahora recién empieza.
Si te has hecho esa pregunta ya sea a fuerza de sufrimiento, o por la maduración de tu conciencia entonces seguramente habrás emprendido tu camino de ascensión. Y, de igual manera lo más probable es que estés confundido con respecto a tu propósito ahora en este camino.
Nuestros viejos propósitos se establecieron de acuerdo a nuestras viejas creencias. Si la vida fuera algo así de difícil, incierto, confuso, terrible, entonces el propósito de la vida sería tratar de hacerla más llevadera, menos dura, fácil. Por lo menos el propósito sería sobrevivir. Si tu conciencia habría avanzado un poco entonces hasta tendrías la oportunidad de “ser feliz” en la “vida”. Y nuestra mente está en una posición fija con respecto a este propósito. Es una máquina que permanentemente cree en su estructura de “vida” y que está en todo momento procurando ese propósito de ser feliz…
Tú no necesitas ser feliz. En realidad no puedes buscar ni alcanzar la felicidad. Lo que somos en realidad es algo que no necesita nada y que no conoce la muerte. Sólo en un plano de percepción limitada como éste podría haberse inventado la necesidad o el parámetro de lo que significa ser feliz. Lo que somos es en realidad perfección. Lo que somos no entiende las creencias que nos hemos inventado ni las necesita. En realidad creer en esas creencias y en lo que creemos mirar a través de nuestros sentidos es lo único que obstaculiza lo que realmente somos.
Nuestro propósito ahora se vuelve tan fácil de alcanzar debido a que ya no es algo que tengamos que suplir ni forzar. No es algo por lo que tengamos que luchar para conseguir o mitigar.
Nuestro propósito ahora es simplemente aceptar que somos algo completamente distinto a lo que creíamos ser, estar abiertos a tener las grandiosas experiencias reales de lo que somos en este mismo plano y dejar que la luz misma, verdadera, completamente real brille y deshaga nuestra identidad falsa.
Si estás en este camino poco a poco irás confirmando a través de cada peldaño que subas que todo lo que te sucede, todo ángel que conozcas, cada situación por la que atravieses solo está apoyando tu nuevo propósito. No está sucediendo nada más.
Cada instante perfecto de este día y de todos los que vivas a partir de hoy hasta tu regreso a la conciencia de tu eternidad, no es más que un regalo para que puedas recordar qué eres, lo que son todas las personas que viste hoy y siempre, y todas las cosas que en este momento y que siempre encuentres a tu alrededor.
Recuerda siempre hacer que tu camino sea fácil, divertido y milagroso.
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