Todo lo que hacemos las personas, lo hacemos por alguna razón, aunque ésta no sea consciente.Las dos razones que nos impulsan con fuerza en la vida son: ¡El dolor y el placer!
¿Porqué hay personas que experimentan estrés y malestar y, sin embargo no hacen nada para cambiar?. Porque todavía no han llegado al dolor suficiente para decir ¡basta, tengo que hacer algo con esto!. En ese momento nuestro malestar se convierte en un aliado, nos da fuerzas para tomar una decisión y tomar acción para cambiar.
Pero que ocurre si no estamos en ese límite; que muchas veces asociamos más dolor a corto plazo, al hecho de dar los pasos para cambiar la situación, que al placer que sentiremos al conseguirlo.
Esta actitud nos crea hábitos y asociaciones en el sistema nervioso (neuroasociaciones), que nos impiden tomar acción a tiempo. Ejemplo: Me siento muy nervioso y preocupado, no me puedo dormir, “pero” no tengo ganas ahora de hacer una técnica de relajación, estoy cansado para eso. El resultado de estos “pero” es la acumulación día a día del estrés y el aumento de la sensación de incapacidad.
Para cambiar esta actitud no es suficiente la fuerza de voluntad, eso dura poco, debemos vincular el dolor con este comportamiento y el placer con hacer una técnica de relajación que nos da muchos beneficios y asociarlo hasta que sea consistente.
Generalmente hacemos más por evitar el dolor que por conseguir placer.
Te animo a realizar los siguientes pasos para ayudarte a cambiar el hábito de postergar:
1) Escribe dos o tres cosas que necesites hacer para mejorar tu bienestar y gestionar tu estrés. Tal vez necesites organizar momentos de descanso durante el día o elegir qué métodos de relajación te funcionan mejor.
2) Pregúntate y escribe para cada una de estas cosas ¿Qué dolor asocio al hecho de realizar esto que necesito?. Se honesto, te ayudará a comprender que vinculaciones de dolor existen, tal vez inconscientes. Quizás sólo sea el sufrimiento de sacar algo de tiempo a tu apretado día, tal vez pienses que pierdes tu idea de ser invencible….
3) Tercero, anota el placer que experimentas al postergar lo que necesitas o deseas hacer. Podría ser que otras personas hagan cosas por ti al verte en mal estado y te hagan sentir atendido (beneficios inconscientes). Para crear un cambio que dure necesitamos descubrir una nueva manera de obtener el mismo placer sin la parte negativa de ello.
4) Apunta cuál es el “precio a pagar” si no cambias ahora. ¿Qué pasará si se va acumulando el estrés en tu vida?, ¿Si no te das descansos para recuperarte?, ¿Qué le costará a tu autoestima?, ¿A tus relaciones?. Se honrado contigo mismo y apunta que puede costarte eso. Las emociones son lo que nos impulsan. Asociate y usa el dolor como algo que te impulse al cambio positivo.
5) Ahora anota todo el placer que sentirás al realizar las acciones que te beneficiaran en tu bienestar. Haz una larga lista, que te impulse y te estimule de verdad: “Tendré la sensación de conseguir controlar realmente mi vida”, “Conseguiré más confianza en mí mismo”, “Obtendré vitalidad y salud”, etc.
Imagínate y visualízate con emoción en estos estados potentes y positivos, tanto en el presente como a largo plazo, consolida tus nuevos valores positivos.
Esto lo puedes aplicar para cualquier cosa que desees cambiar, como dejar de fumar, perder peso, mejorar tus relaciones…
Te animo realmente a que practiques ahora mismo este ejercicio, no hay mejor momento. ¡Te garantizo que da muy buenos resultados!
José Boral