"Contrariamente a lo que muchos imaginan, la sabiduría no es ni
triste ni sombria, porque en la sabiduría, la verdadera
sabiduría, hay también amor: el corazón y el intelecto
trabajan juntos. La lámpara del sabio no proyecta únicamente la
luz fría del intelecto que razona, que recalca y subraya las
mínimas imperfecciones; ella brilla, pero al mismo tiempo
expande su calor, su amor y es por ello que está alegre. Sí, la
lámpara del sabio está llena de alegría. Como el sol.
Objetivamente, el sol que brilla en el cielo sólo tiene la
apariencia de una bola de fuego; pero entonces, ¿por qué los
niños que lo dibujan le ponen una extensa sonrisa?
Instintivamente, los niños han comprendido algo muy importante:
en la luz del sol sienten que hay alegría. Como hay alegría
también en la llama danzante de una lámpara. "
Omraam Mikhaël Aïvanhov