El despertar maravilloso y hermoso se desenvuelve en la vida diaria.
Y casi siempre es nuestro prójimo el espejo en el cual nos descubrimos; el espejo en el que podemos ver la imagen del Creador si estamos atentos. Cuando ellos actúan con benevolencia podemos ver las virtudes celestiales expresarse en este mundo terrenal.
Cuando actúan de una forma que no nos agrada podemos enfocar la atención en dos cosas.
1.- En nuestro crecimiento.
2.- En lo que consideramos sus errores.
Sólo una de estas alternativas nos hace crecer. Sólo una de ellas nos da felicidad.
Cuando el cielo está nublado y no nos gusta, podemos hacer dos cosas.
1.- Andar tristes mientras hay nubes, y pensar que el cielo se equivocó.
2.- Ajustar nuestro ánimo de forma que aprendamos a observar la belleza de las nubes.
Con los humanos es lo mismo.
Dicho esto, debemos reconocer que el Espíritu y nosotros, somos ambos mucho más profundos y hermosos de lo que pensamos que somos.
Vivir de hechos y no de teorías es una parte de la receta para descubrir al Espíritu; la otra parte de la receta es estar abiertos (sin escepticismos inútiles) a la Realidad del Espíritu para tocarla y gozarla cuando se presenta ante nosotros.
Lo miramos lejano, casi siempre. Pero recordemos que el Espíritu fluye por todos lados. Cualquier cosa que existe en este universo que Ha creado puede ser un excelente mensajero para ti; cualquier cosa!
El canto de un ave, la algarabía de un perro que expresa cuanto te estima meneando su cola, un beso, un mensaje dicho con palabras, el latir de tu corazón, el aliento que te sostiene…Así que no descartes la posibilidad de experimentarlo en todo su esplendor en cualquier momento; no descartes que te pueda estar susurrando en este momento, o en tus ratos de distracción, el camino por el cual debes andar para descubrirlo…para recuperar lo que te pertenece como herencia espiritual.
Anda por esta Tierra, y vívela, y ámala y gózala; pero no te olvides de ti mismo… Que tan pronto como quitas la mirada del espejo dejas de ver tu reflejo pero sigue existiendo tu Presencia, y el aliento que te da vida. Eres Tú el Dios que estás buscando…
Eres Tú la felicidad que tanto anhelas...