Yo no quiero quitar la última hora de conexión del Whatsapp

Yo no quiero quitar la última hora de conexión del Whatsapp

El placer del voyeur, por definición, reside en ver sin ser visto. Algo así como cuando tienes que dar una conferencia, la gente te impone y te los imaginas a todos desnudos (especialmente a la chica nueva de contabilidad con quien a veces te cruzas en el ascens... perdón, ¿lo he dicho en voz alta?). Supone una excitante situación de superioridad. Como la que los alemanes gastan con nosotros en el plano económico o nosotros con todos los demás en el deportivo NO OLÍMPICO.

Ahora, concretando, sentaremos que el mayor ejercicio de voyeurismo cotidiano no se encuentra en el porno de internet, ni en los gimnasios o parques donde la gente lleva mallas y desparrama al trote cochinero porciones generosas de sabrosa anatomía: los voyeurs profesionales viven pegados al whatsapp.

Hace unas semanas llamábamos la atención sobre el hecho de que la muy popular app había conseguido implementar su operabilidad dando la opción de eliminar la última hora de conexión, y pensábamos que eso iba a acabar con las rupturas y las sequías sexuales. Era una teoría.

Pues bien, ha pasado poco tiempo, y como esa niña caprichosa que todos llevamos dentro, nos hemos dado cuenta de que igual no era tan buena idea. Ayer precisamente hablaba con mi amiga C., que este sábado se había propuesto firmemente quedarse en casa para concretar alguna promesa de Año Nuevo todavía incumplida (no salir un fin de semana de 2012, o algo así, supongo). Y C. me dijo:

-Recibí un wasap (en el lenguaje oral nos relajamos y pasamos de pronunciar esa h del medio) de mi novio a las 6 de la mañana y me preguntó que qué hacía conectada.
-¿Puso flamenca bailando al final?
-Sí, pero no es el tema. Creo que pensó que había sido débil.
-Ya. Te deja al descubierto. Pero, ¿sabes?, igual sería bueno que caparas la última hora de conexión.
-Bueno, en realidad no, porque si haces eso tú tampoco puedes saber cuál es SU última hora de conexión.
-Acabáramos.

…y es que C., como yo, pero sobre todo como tú, es también una voyeur y no lo puede evitar.

Existe un placer malsano en conocer o imaginar todos los movimientos y ritmos circadianos de tu pareja. Damos por supuesto que eres deportivo y nada celoso. Que supones su fidelidad o no te duele su infidelidad, y es por eso que estáis juntos y estables. Aún así no deja de ser un poco masoquista (y no decimos que pequeñas dosis de dolor controlado no sean saludables) seguir con la opción en cuestión activada. Porque nos gusta controlar, pero también QUE NOS CONTROLEN.

A continuación repasamos diferentes opciones por las que gente como nosotros querría ejercer el equivalente cibernético a aplicarse cera incandescente sobre las extremidades (que si bien es censurado por nueve de cada 10 dermatólogos, es una práctica vehementemente recomendada por algunos maestros orientales de la dominación):

1. Estás en las primeras etapas del cortejo y quieres que sepa que no eres de los que tienen huecos en su agenda y que no estás esperando una cita con ella como único reducto lúdico de la semana. Pero es cierto que últimamente no has tenido nada memorable que reportar y que todos tus afterworks acaban en la poco intrépida franja horaria de las 8 de la tarde. Es por esto que si a ella se le ocurre mandarte un wasap a las 00:00 supone una gran bajona social que tu última hora de conexión sean las 19:51. Si no es interesante para otros, tampoco lo es para mí, puede pensar. Nuestro consejo en este caso es que te conectes cada media hora hasta las 3 de la mañana entre semana y hasta más tarde viernes y sábados. Y si tienes sueño, tranquilo, para eso incluyó Steve Jobs las alarmas en el iPhone. Esta opción, aunque cansada, te da crédito social.

2. El hecho de estar controlado pese a no querer, caso de que el punto 1 te haya parecido demasiado chiflado, es un peaje innegociable a la hora de poder ser tú el voyeur (recuerda, el control es bidireccional o no es). Puede gustarte que ella se recoja pronto o, al contrario, te puede generar morbo que sea un alma intrépida y libre, que se conecte muy tarde y no sea para hablar contigo. En cualquier caso, interesantísimo saber la hora a la que se ha ido a dormir.

3. …igual de interesante que resulta saber la hora a la que se ha levantado, porque si son las 9 y te apetece invitarla a desayunar un domingo, no quieres despertarla. Despertar a una mujer cuyo último contacto con el mundo consciente fue a las 5 de la mañana, aparte de que te supondrá calabazas inmediatas, también te generará una fama de pesado cantamañanas. Eso sí, si está Conectada, pasto abonado.

4. Acabamos con una parafilia difícil de extrapolar al resto de la población decente. No sé si a vosotros os ha pasado, pero que no me contesten a tiempo real es una de las cosas que más me puede interesar en una mujer. Escribir, que te lean y se desconecten implica que o no tenía tiempo en ese momento o quería hacerme esperar. Y las dos cosas están bien. Si la respuesta es a) sé que ella tiene vida al margen de mí y por ello será más fácil decirle que me voy a ver el fútbol con mis amigos cuando seamos una pareja moribunda; si es b), me encanta aún más porque ha venido a JUGAR (la cosa es bonita si te responde melosa a las tres horas. Si parece aburrida o pasa de ti, GAME OVER, pero no hace falta leer un artículo tan largo como éste para saber eso).

La satisfacción de saberte cordialmente ignorado, amigos, no se paga ni con una foto de Aznar en bañador, y aunque sólo fuera por eso, jamás se me ocurriría desprenderme de este yugo vital. Ni a C. Y creo que a vosotros tampoco. Guiño, guiño, codazo.

Fuente: http://www.revistagq.com/articulos/yo-no-quiero-quitar-la-ultima-hora-de-conexion-del-whatsapp/17027