Cómo Enseñar a un Niño a Ser FelizEste post surge en una reunión de amigos, estábamos hablando de nuestra forma de ser y de cómo cada uno afronta la vida de diferente manera, sobre lo que heredamos y lo que se adquiere a través de las vivencias de cada persona, la disposición para ser feliz por ejemplo, decían que depende de no haber padecido carencias a lo largo de la vida, otros decían que se hereda en los genes y, yo pienso que depende de la actitud que tenemos frente a la vida, de cómo pensamos, de lo que hemos aprendido de niños o en algunos casos ya siendo mayores, es un tema que trato en todos los post que he escrito y que están basados en diferentes fuentes científicas y experiencias vitales. Neva Milicic (Psicóloga), dice que ser felices o no, no parece ser algo que dependa sólo de circunstancias externas sino de una actitud interior, que puede ser influenciada por la forma en que se es educado.
Crecer en un medio que nos proporciona los medios materiales suficientes es cierto que nos permite pasarlo mejor, pero eso no siempre se traduce en felicidad, seguro que hay muchas personas que cambiarían todo lo que tienen por un poco de felicidad y amor; algunas investigaciones dicen que los genes son responsables del 50% la capacidad de ser feliz de las personas gracias a que también determinan la personalidad, lo que llaman la “arquitectura genética de la personalidad“, es así que aprendemos y copiamos las formas de actuar de nuestros padres, creo que un niño feliz es un adulto feliz.
¿Se le puede enseñar a un niño ser feliz?
Según varios expertos en el tema opinan que sí, primero repasemos que es saber ser feliz, es saber plantearnos metas, saber encarar las adversidades con optimismo y esperanza, usar el poder mental para llevar a cabo nuestros planes y objetivos, vivir saludablemente, tener autoestima y practicar el altruismo; Richard Layard, en su libro “La felicidad, lecciones de una nueva ciencia”, plantea que las personas más felices tendrían dos características centrales: el ser compasivas y agradecidas. Todas estas características y virtudes que hacen feliz a una persona pueden ser desarrolladas mediante la enseñanza y el ejemplo.
Los niños absorben como esponjas todo lo que ven y sienten del ambiente donde se crían, sobre todo de sus padres o de las personas que ejercen esta función, son el espejo donde se miran, inculcarles emociones positivas es importante para que crezcan fortalecidos y no sean propensos a experimentar emociones negativas y a su vez ellos serán generadores de climas emocionales positivos y optimistas.
Según la Fundación Alejandría, la felicidad de los niños se expresa en la risa y en su vitalidad, el mundo de los niños es el juego, mediante el cual imaginan, imitan, descubren, inventan y sueñan, desde aquí se les puede enseñar que todo lo que hagan debe ser realizado con amor y esperanza, las problemáticas de su pequeño mundo abordarlas con positivismo, porque la felicidad no es la ausencia de malos ratos ni obstáculos, sino que más bien son el pan de cada día y es cuando debemos enseñar a afrontarlos y saber manejarlos.
La risa y el buen humor es muy importante en el desarrollo del ser humano, activa la producción de endorfinas (La hormona de la Felicidad), genera alivio y bienestar al cerebro. La risa libera tensiones y provoca una respuesta emocional positiva generando ambientes cordiales, los niños también pueden aprender a promover la risa positiva -evitar el humor agresivo e hiriente contra el prójimo- la risa también es un agente socializador, desarrolla la inteligencia emocional, transforma las relaciones y disminuye las tensiones que se crean en ambientes difíciles o conflictivos en la cotidianidad y la convivencia.
La psicología positiva propone fomentar la gratitud, la amabilidad, el trabajo en equipo, la comunicación, integridad, y hacer actividades con nuestros niños, son 15 las claves que fomentan la felicidad infantil:
Amarlo sólo por ser nuestro hijo.
Saber expresarles verbal y físicamente los sentimientos. Manifestarle con mensajes claros nuestro amor hacia él.
Inteligencia emocional. Los niños deben aprender a controlar y regular sus emociones para resolver los problemas de manera pacífica. Eso genera tranquilidad y armonía en su carácter.
Fijarle límites, y no sobreprotegerlos.
Mostrarles que los errores son una oportunidad de aprendizaje
Enseñarles a dar las gracias, la gratitud favorece la estabilidad mental y enriquece el crecimiento de los niños. Los niños valoran más lo que tienen y a su entorno.
Confiar en su habilidad para resolver dificultades. Los niños son más felices si consiguen sus objetivos por sus propios méritos, debemos animarles en este sentido.
Ser positivo. Les mostramos que las adversidades son temporales. Los niños educados en un entorno positivo son más seguros y creen más en sí mismos.
Tienen mayor control de su mente.
Practicar la sonrisa expansiva y el buen humor, la esperanza y el amor.
No etiquetar. Se debe evitar rotular a los niños. Decirles “eres malo”, “eres llorón”, les predisponen a moldear su actitud para encajar en este perfil.
Mantenemos la esperanza aún en situaciones difíciles
Cultivamos los valores y las virtudes
Respetar sus emociones
Guiarlos a través del afecto. Debemos dar su justo valor a las cosas y a las situaciones, extinguir conductas como pegar, insultar o faltar al respeto.
Fomentar sus logros personales. Estimular la independencia de los niños, potenciará su autoestima, su seguridad y la confianza en sí mismos.
Fuente:
http://comoserfeliztodoslosdias.wordpress.com/2012/05/08/como-ensenar-a-un-nino-a-ser-feliz/