Para obtener lo que vale la pena tener, puede que
sea necesario perder todo lo demás.
A veces dramatizamos excesivamente nuestras vidas
y creemos que si queremos obtener lo que deseamos,
tenemos que sacrificar todo lo que nos es cercano y querido.
Los libros «para llegar a ser los mejores» nos dicen
que si pretendemos llegar a la cumbre, tenemos que
estar dispuestas a sacrificar marido, hijos (el tener hijos),
aficiones y cualquier cosa en nuestra vida que no esté
relacionada con el trabajo para alcanzarla. Algunas de
nosotras lo hemos intentado. Nos hemos vuelto adictas
al trabajo y, mientras tanto, nos hemos perdido a nosotras
mismas. Sin tenernos a nosotras mismas, tenemos
en última instancia muy poco que ofrecer. Hemos intentado
desechar nuestra necesidad de cercanía, amistad,
reposo y ocio, creyendo en lo justo y noble de nuestra
decisión.
Nos hemos sacrificado por nuestro trabajo. Hemos
realizado el sueño romántico de darnos por completo.
Hemos llegado a ser las mejores.
Nunca es demasiado tarde para volver a examinar
lo que hemos elegido. Replantearse las cosas es algo
inteligente. Siempre tenemos elección.
Internet.