Interpretando un pasaje de la novela Fausto de Goethe, el famoso ocultista, Rudolf Steiner, señalaba que la sangre era “un fluido muy especial”, y que quien tenía poder sobre la sangre de un hombre, tenía poder sobre éste. ¿Por qué? Aquí lo explicaremos…
Quizá muchos no se hayan percatado de las abundantes referencias que hacen las distintas religiones en sus libros sagrados a la sangre. Referencias que recorren desde el horror concreto de los sacrificios humanos y animales como ofrendas a los dioses, hasta la sublimidad simbólica de asociaciones con lo inmortal, los linajes divinos y los procesos de purificación, redención o expiación, asunto este último que queda plasmado en libros como el Levítico, del Antiguo Testamento: ‹‹Porque la vida de la carne está en su sangre, y os la he dado para hacer expiación por vuestras vidas en el altar, porque, como la vida, es la sangre la que hace expiación››
En la Biblia se menciona la sangre desde el Génesis (primer libro del Antiguo Testamento) hasta el Apocalipsis (último libro del Nuevo Testamento), y no se escatiman detalles a la hora de delinear los linajes (cuestión de sangre en tanto ligada a la identidad en relación a los ancestros) de los personajes o dar explicaciones teológicas para la transformación del vino en sangre divina. Y es que la importancia bíblica de la sangre arranca claramente con los judíos, para quienes era la expresión por excelencia de la fuerza vital, la cual podía tributársele a Dios en inmensas inmolaciones, tal y como la ordenada por el famoso rey sabio Salomón, cosa que vemos en este pasaje del Segundo Libro de Crónicas: ‹‹Entonces todos los hijos de Israel, viendo descender el fuego y la Gloria de Yahvé sobre la casa, se postraron sobre el pavimento, adoraron y alabaron a Yahvé: “Porque es bueno, porque es eterno su amor”. Luego el rey y todo el pueblo ofrecieron sacrificios a Yahvé. El rey Salomón ofreció en sacrificio 22000 bueyes y 120000 ovejas.››
Pero como muchos saben, Yahvé no fue el único dios que recibió sacrificios, estuvieron también Baal, Marduk, Amón, Zeus, Viracocha, Quetzalcoatl, y muchos otros más. De entre los mencionados, algunos exigían sacrificios humanos, y no solo de animales como los que pedía Yahvé. Así y por ejemplo, sobre el caso de la América Prehispánica, dice la Enciclopedia Británica en su edición del 2007: ‹‹El ofrecimiento sacrificial de humanos a un dios ha sido bien establecido sólo en pocas culturas. En lo que hoy es México la creencia de que el sol necesitaba de alimento humano condujo al sacrificio de miles de víctimas anualmente en los rituales del calendario azteca y nahua del maíz. Los incas restringían sacrificios masivos a la ascensión de un soberano››
Por otro lado y dejando el asunto de los sacrificios, a nivel esotérico la sangre ha sido vinculada con una pureza propia de las sociedades humanas primitivas, la cual habría estado sustentada sobre la endogamia y habría permitido el desarrollo de una especie de clarividencia. Sin embargo, posteriormente y con los cruces raciales de la exogamia, el conocimiento ancestral se habría perdido junto con la mencionada clarividencia, aunque como contraparte se habría dado un gran desarrollo intelectual. Claro que nosotros sabemos que eso estaría causado por los cruces culturales antes que por los cruces de sangre, y un ejemplo sería el gran crecimiento intelectual que tuvo la Grecia de Platón y Aristóteles, situada en pleno Mediterráneo como un punto de comercio e intercanbio cultural. No obstante, a nivel esotérico está la opinión antes dicha, que adquiere un carácter radical en la propuesta del famoso Rudolf Steiner, fundador de la Antroposofía, quien en su libro El significado oculto de la sangre escribió lo siguiente: ‹‹En el reino humano, la sangre extraña mata lo que está íntimamente ligado a la sangre de la tribu; la clarividencia vaga y confusa. Nuestra conciencia de vigilia, corriente, es, por consiguiente, el resultado de un proceso destructivo. En el decurso de la evolución, la vida mental producida por la endogamia ha quedado destruida, pero la exogamia ha dado nacimiento al intelecto, a la amplia y clara conciencia de vigilia actual.››
Sangre y cuerpos sutiles
Desde un punto de vista espiritual, la sangre expresa el pasado evolutivo del hombre, pues lleva grabado, a nivel vibratorio, lo creado a través de su pensamiento, su palabra y su acción. Esto rige sobre todo para el “pasado evolutivo” de la presente vida, ya que de su esencia de vidas anteriores solo preserva las tendencias que más cultivó (buenas y malas), pero estas tendencias preservadas se actualizan en la vida presente, manifestándose en pensamientos, acciones y palabras, y manifestándose por ello nuevamente en la sangre.
El proceso de grabado vibratorio de pensamientos, acciones y palabras en la sangre, se da gracias a la interrelación y compenetración del cuerpo físico, el cuerpo astral y el cuerpo vital o doble etérico. El cuerpo astral, tras recibir las emanaciones del cuerpo etérico, las trasmuta y manifiesta en la sangre, por lo que se dice que ésta es “la manifestación material del cuerpo etérico”. Cabe aquí explicar que el cuerpo astral es el cuerpo sutil vinculado a las sensaciones, sentimientos y emociones, y que cuando éstas se producen, desencadenan diversas reacciones en función del tipo de emoción (dolor, alegría, ira, etc), y estas reacciones involucran a varios cuerpos sutiles (que son siete según la mayoría de teorías).
Según Rudolph Steiner en su libro El significado oculto de la sangre: ‹‹Todo cuando rodea al hombre está impreso en su sangre; y de ahí que el ambiente alrededor modele al hombre interno de acuerdo con el mundo externo››. Posteriormente, Steiner afirmá también que la sangre es la expresión material del yo superior o ego interno, y que ésta no puede plasmar algo diferente a lo que posee.
Por todo lo anterior es importante estar en buenos ambientes y rodearnos de personas con “buena naturaleza vibratoria”, cuyas energías repercutan positivamente en nuestros cuerpos sútiles y por ende en los aspectos espirituales de nuestra sangre. Esto es importante si queremos avanzar espiritualmente, porque ese avance precisa fortalecer nuestra voluntad, además de encauzarla hacia cosas elevadas, pero ese proceso no solo puede darse teniendo como raíz a nuestra interioridad, sino que puede ser suscitado o nutrido por influencias externas.
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Sangre y rituales
Citando por última vez a Rudolf Steiner, quien sigue estando entre las máximas autoridades dentro de la teorización esotérica sobre la sangre, éste dice en su ya mencionado libro lo siguiente, refiriéndose al poder de la sangre según se refleja en la famosa novela Fausto, del escritor alemán Goethe: ‹‹Fausto debe escribir su nombre con su propia sangre, no porque el Diablo sea enemigo de ella, sino, más bien porque desea obtener poder sobre la misma. Ahora bien, en ese pasaje se oculta una observación digna de tenerse en cuenta: que el que obtiene poder sobre la sangre de un hombre obtiene poder sobre el hombre mismo y que la sangre es un “fluido muy especial”››
Las explicaciones anteriores, sobre la relación de los cuerpos sutiles con la sangre, permiten entender por qué, quien “obtiene poder sobre la sangre de un hombre, obtiene poder sobre el hombre mismo”. Y es que la magia es un sistema sustentado sobre el manejo de energías, cuyos principales agentes estructurales son el emisor del ritual, el beneficiario del ritual, el destinatario del ritual y, si las hay, las entidades espirituales involucradas; pero, en la práctica de ese sistema que es la magia, muchas veces las realidades implicadas (sean estos sujetos o situaciones) no pueden estar presentes, por lo que se necesita de representaciones, ya sea de las fuerzas convocadas (piénsese en las estatuillas de Baphometh), de los fines deseados (velas rojas que representan amor-pasión, y se usan en “hechizos de amarres”) o del destinatario del ritual-hechizo. Entonces, es sobre todo a nivel de las representaciones del destinatario donde entra la sangre, a la manera de un elemento que implica la energía del destinatario, y que funciona como puente o canal para que el ritual le llegue más pronto y más efectivamente; pues, en última instancia, lo que persiguen en la magia las representaciones, es hacer presente la energía de lo representado, y esto puede darse a través de diversos mecanismos, ya sean indirectos como en el caso de los símbolos, o directos como en el caso del cabello, la sangre y otros fluidos corporales, aunque cabe destacar que la sangre es el más poderoso de esos fluidos.
Según dicen las brujas contemporáneas, los viernes son los mejores días para efectuar rituales con sangre, ya que en estos es mayor el flujo de los tipos de energía con los cuales labora la magia negra; y, cabe aclararlo, el uso de sangre es propio de la magia negra, y de la roja, que es una variante de aquella.
En cuanto a sus usos concretos, además de lo antes dicho (que se refería al uso de esta para crear vínculos con el destinatario), vemos que la sangre se emplea también para crear vínculos entre los participantes —cuando es algo grupal, como los rituales satánicos—, para comprometer al hechicero o los participantes con entidades invocadas (por ejemplo, firmar un pacto con sangre), para traer la colaboración de personas no presentes (huesos u otras cosas de difuntos, con restos de sangre), para personalizar objetos y vincularse con éstos (por ejemplo, un talismán), o simplemente para potenciar el hechizo, tal y como supuestamente, en opinión de algunos, sucede cuando se sacrifica un animal y se derrama su sangre.
Hay sin embargo cierta polémica en cuanto a qué es lo que hace que los sacrificios de seres vivos potencien el hechizo: para la mayoría la sangre sería la causa, pero Anton Szandor LaVey, fundador de La Iglesia de Satán, opina distinto en su texto La Biblia Satánica: ‹‹El supuesto objetivo que se busca al hacer un ritual de Sacrificio es el de arrojar la energía proveída por la sangre de la víctima recientemente sacrificada a la atmósfera del trabajo mágico, intensificando así las posibilidades de éxito del mago. El mago “blanco” asume que, como la sangre representa la fuerza vital, no hay mejor forma de aplacar a los dioses o demonios que presentárseles con una cantidad considerable de ésta. Combina este razonamiento con el hecho que una criatura moribunda está gastando una cantidad abundante de adrenalina y otras energías bioquímicas, y entonces tendrás lo que parece una combinación imbatible. El mago “blanco”, consciente de las consecuencias que atrae el matar un ser humano, utiliza naturalmente pájaros, u otras criaturas “inferiores” en sus ceremonias (…). El hecho es que si el “mago” es digno de tal nombre, será lo suficientemente desinhibido para liberar la fuerza necesaria desde su propio cuerpo, en lugar de una víctima que no desea serlo, y que no lo merece! Contrario a la teoría mágica establecida, la liberación de tal forma NO está en el hecho de derramar sangre, sino en la muerte de la criatura viviente! Tal descarga de energía bioeléctrica es el mismo fenómeno que ocurre durante cualquier otro aumento profundo de las emociones, tales como: orgasmo sexual, furia ciega, terror mortal, angustia, una pena que lo consume a uno, etc. De ésas emociones, la más fácil de entrar a nuestra voluntad son el orgasmo sexual y la furia ciega, con el dolor en un cercano tercer lugar››.
Independientemente de la polémica, lo cierto es que la sangre se usa fundamentalmente en un tipo de magia negra llamado “magia roja”, la cual es un tipo de magia y práctica adivinatoria cuyo componente principal, a nivel de elementos empleados, es la sangre y otros tejidos y elementos orgánicos, provenientes casi siempre del destinatario del hechizo o de víctimas inocentes (animales casi siempre), antes que del brujo… Esta magia, fuertemente asociada al sexo y plasmada sobre todo en un enorme abanico de hechizos con fines sexuales o sentimentales, recurre frecuentemente a la invocación de entidades espirituales oscuras, en un contexto de fines donde la manipulación y la destrucción prevalecen. Según se ha señalado desde una perspectiva racional, la magia roja responde a un tipo de prácticas ocultistas que emergieron de un “pensamiento mágico lineal”, en el cual la sangre y la carne son vistas como portadoras, en cierta forma y medida, de la esencia y energía de sus propietarios. Y es que existe un innegable vínculo entre la vida y la sangre; pero, en el marco de la experiencia humana a través de los siglos, el hombre ha ido asociando la sangre al dolor, al miedo y a la pasión, indiscutiblemente porque sí hay un vínculo objetivo entre tales emociones y la sangre, pero la gran pregunta es: ¿realmente hay algo sútil en todo esto, algo que vincule a la sangre con nuestro ser en un nivel energético que vaya más allá del nivel de tosca y predecible causalidad de átomos y fuerzas empíricamente constatables?… Si la respuesta es afirmativa, entonces se comprende por qué, en la magia roja, el empleo de la sangre suele exigir que ésta esté asociada a fuertes emociones, a experiencias que de algún modo comporten una energía psíquica, vital o espiritual, tal y como sucede con la sangre impregnada de terror y dolor que se consigue en los sacrificios, o con la sangre llena de “gérmenes de vida” propia de la menstruación.
Lugar aparte merece el uso de la sangre menstrual en la magia; ya que, si bien ésta ha sido señalada como impura en diversas tradiciones (tal y como la hebrea, del Antiguo Testamento), en otras era empleada y hasta dada por sacerdotisas, aunque a fin de cuentas, no ya tanto a nivel de lo estrictamente concerniente a magia sino más bien a ceremonias sagradas, ésta fue reemplazada por la sangre obtenida en sacrificios de animales e incluso de personas, tal y como refiere Sharuhh Hussein en La diosa. Creación, fertilidad y abundancia. Mitos y arquetipos femeninos.
Si nos preguntamos por qué la sangre menstrual es una de las sustancias más poderosas que se pueden usar en magia al punto de que en la Europa Medieval era célebre entre las brujas, tenemos que remitirnos a la concepción del útero como matriz donde se desarrolla la vida, al hecho de que esa matriz ha sido sacralizada en distintas culturas a lo largo de la historia, y a planteamientos como el del Tantra, que habla de “kalas” o sustancias con potencial psíquico que, en el caso de la sangre menstrual, se corresponderían con las sustancias que habrían servido para engendrar nueva vida pero que, por no haber podido cumplir con ese propósito, experimentaron un incremento en su potencial psíquico-energético, al punto de que, en virtud de ese potencial, la sangre menstrual suele ser bebida por brujas y ciertos ocultistas para supuestamente incrementar las habilidades psíquicas…
http://www.demonologia.net/los-secretos-magicos-de-la-sangre/