Todos buscamos la aceptación y la comprensión de los demás, a menudo olvidando que para lograrlo primero tenemos que aceptarnos a nosotros mismos y confiar en nuestros propios recursos.
1.Valora tus cualidades.
Muchos solemos desarrollar una imagen negativa de nosotros mismos. Y si nos cuesta reconocer todo lo bueno que hay en nosotros es muy difícil que nos podamos apreciar. Tenemos que cambiar las creencias que tenemos sobre nosotros mismos. No podemos ser “malos” en todo; es imposible ser nulo en todas las áreas de la vida, por eso hay que buscar el lado positivo de nuestra realidad. Si solo vemos el lado negativo, empobrecemos nuestra existencia, llena de complejos e inseguridades, hasta crearnos un malestar permanente. Para ello puedes imaginar que eres otra persona con la capacidad de observar tu vida y a ti mismo desde fuera, de esta manera podrás destacar que es lo que hay en ti; que es lo que haces bien y que hay que mejorar. Aprende a mostrar autentica seguridad en ti mism@.
2. Aprovecha tu singularidad.
Observa a que cosas das más importancia y las que te hacen ser feliz; hay aspectos de la vida que valoras por encima de otros y eso te hace únic@. Para unos, puede ser tener amor y sentirse queridos; para otros tener hijos; contar con un proyecto laboral interesante; pasarlo bien; ayudar a los demás… Seguro que tienes una prioridad que te permite valorar la vida y sentirte vivo. Cuando hayas averiguado cuál es la tuya, debes hacer todo lo posible para conseguirla.
3. Conecta con tu creatividad.
Cuando dedicas un tiempo a alguna actividad creativa, ésta te relaja y deja que tu mente se divague. Eso te ayudará a ser más flexible y romper los esquemas de la experiencia. Verás que existe muchas maneras de hacer las cosas.
4. Escucha tu propia voz.
Escucha tu propia voz sin reprimir ningún pensamiento.
Escuchar a nosotros mismos nos ayuda a conocernos mejor y saber si nos encaminamos hacia nuestros propios intereses y no hacia los que nos imponen desde fuera.
Cuando dedicamos tiempo a tomar conciencia de nuestros propios pensamientos y emociones nos convertimos en nuestros propios compañeros. Esta atención contribuye a aumentar nuestra autoestima y a entender mejor a los demás.
5. Permite que te conozcan.
Abrirse a los demás no solo nos ayuda a establecer vínculos con otras personas, sino también a descubrir otras facetas de nosotros mismos a través del “espejo” del otro. Aun que la verdadera libertad consiste en elegir a conciencia a aquellas personas a las que vas a permitir entrar en tu intimidad.
6. Baja la guardia.
Nadie invadirá tu territorio a menos que tú lo consientas. Si fijas tus límites y, al mismo tiempo, permaneces relajad@ comprobarás que la relación solo nutre y enriquece tu identidad.
7. Acostúmbrate a no juzgar.
Dicen que cuando apuntas con un dedo, otros tres te señalan a ti; solemos criticar aquello que no aceptamos en nosotros mismos. Ver los aspectos positivos de los demás es más productivo que criticar.
8. Pasa a la acción.
Muchas veces en nuestras cabezas rondan ideas acerca de las cosas que nos gustaría hacer, pero solo están en nuestros pensamientos, porque no hacemos nada para transformarlos en realidad. Pasa a la acción y da el primer paso;
“un camino de mil pasos comienza cuando damos el primero” Lao Tsé.
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