Cada día nos encontramos con multitud de asuntos que requieren nuestra atención y que en muchos casos necesitan decisiones. Decisiones que a veces necesitan de nuestro análisis y dedicarles el tiempo necesario. Tanto si se trata de temas económicos como de otro tipo, es necesario descubrir las soluciones y afrontarlas.
En ocasiones se tratará de resolverlas en el tiempo, otras se tratará de hacerlo en etapas, otras en descubrir el problema, desmenuzarlo en problemas mas pequeños y resolverlos uno detrás de otro. En cualquier caso siempre se tratará de afrontarlos y encontrar soluciones.
1. Afronta el problema
Pon negro sobre blanco el problema. Ya sea económico o de cualquier otra índole, organiza toda la información. No intuyas nada, simplemente pon delante de ti toda la información que dispongas.
2. Mide el problema
Normalmente no conocer la dimensión del problema y tan sólo intuírlo, puede provocar una ansiedad injustificada. Es necesario dimensionar el problema con todos los datos disponibles.
3. Escribe lo peor que puede ocurrir
Escribe todo aquello que puede ocurrir, o que te dicen que puede ocurrir si no afrontas el problema y también si lo afrontas. Esfuérzate por hacer una lista de al menos 5 consecuencias.
4. Investiga tus recursos
Averigua con qué recursos cuentas para afrontarlo. Tanto si es económico como de otra índole. Saber si cuentas con dinero (si es económico), conocer si tendrás lo que necesitas en los plazos que te impone el problema, si tendrás quién te eche una mano, cómo puedes negociar,…
5. Analiza 3 o mas soluciones y organízalas
Tienes que esforzarte en buscar tres niveles de solución, abiertas a tus posibilidades y siempre teniendo en cuenta lo que podrás hacer y si podrás cumplir. Pon en primer lugar la solución mas favorable y la última la peor. La primera propuesta a defender ha de ser la mas favorable, así tu interlocutor sabrá en qué punto lo podrás resolver.
6. Organiza el cronograma
Pon plazos a las soluciones. Hazlo tan solo teniendo en cuenta tus recursos. No es posible hacer mas de lo que se puede hacer, por lo tanto sé racional. No te pongas plazos imposibles.
7. Afronta la negociación
Aquel que negocia contigo quiere soluciones. No quiere otro problema. Por lo tanto afronta la negociación con la voluntad de resolverlo y poner encima de la mesa la solución que podrás cumplir. Tu actitud ha de ser firme con tus posibilidades reales por delante.
8. No aceptes lo imposible
Si aceptes soluciones que no puedas cumplir, tendrás un nuevo problema. Es mejor admitir que no puedes resolver las cosas con una propuesta imposible, que no cumplir. La siguiente negociación sería peor.
9. Lo que aceptes cúmplelo
A partir del momento en el que llegues a un acuerdo, no te olvides de cumplir lo acordado. Es muy importante transmitir seriedad y voluntad de resolver las cosas. Si crees que no podrás cumplir, recuerda el punto anterior. Si has tener algún retraso, avísale antes de incumplir y marca un nuevo plazo antes de que cumpla el siguiente.
10. Deja la puerta abierta a algún cambio
Siempre puede haber un imprevisto. En cualquier caso no ha de convertirse en un nuevo problema, por lo que si mejora la situación o empeora, aquello que acuerdes ha de tener la posibilidad de cambios o de que ambos podais volver a pactar un nuevo acuerdo.
11. Prémiate.
Divide en el tiempo cuatro etapas de cumplimiento. Cada vez que alcances una, prémiate. Los premios han de ser sencillos y pueden ser desde sacar entradas al fútbol, hasta salir a cenar. Se trata de encontrar una excusa para recordarte lo mucho que vale tu palabra.
Cada problema es un universo en sí, por lo que es probable que decidas saltarte algún punto o añadir de nuevos. Lo que cuenta al final es que los afrontes, les busques soluciones y los resuelvas.
Una vez tengas las soluciones, no pospongas tus decisiones.
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