Lejos de enumerar los infinitos escollos de un emprendedor, para poner en marcha una idea o un negocio, vamos a separarlos en dos.
El escollo interno
El escollo externo
El escollo interno, tiene que ver con la idea, el plan de negocio, creerse lo que haces,…
Se ha de medir con cierto nivel de exactitud cuál va a ser el éxito del proyecto. Y crearlo teniendo en cuenta si va a ser para que viva de él una sola persona, o si lo podemos convertir en un negocio de éxito.
Si se trata de un proyecto para que una persona lo gestione, y tenemos el coraje y el empuje de ponerlo en marcha, será porque hemos contado con la financiación que nos lo ha permitido, y que por lo tanto, esta financiación estará amparada en un Plan de Negocio que permitirá recuperar la inversión, o pagar a quien nos lo haya prestado.
Si lo queremos convertir en un negocio, con mas ingresos y por tanto con una proyección en el tiempo que nos permite especular con unos ingresos que van a ser consecuentes con lo que debemos gastar para hacerlo, perfecto. También deberemos contar con el tiempo de recuperación de la inversión, o bien con que tendremos ingresos suficientes como para pagar a quien nos haya prestado el dinero.
El Plan de Negocio ha de ser mesurable, honesto, conseguible y con el nivel de certeza que nos va a permitir la cautela.
Es evidente que un Plan de Negocio mal calculado, puede conducirnos a tener el peor escollo interno, que es el de haber pensado desde nuestras aspiraciones, mas que desde nuestras realidades.
El escollo externo, es el de la burocracia, las decisiones lentas por culpa de terceros, la falta de financiación.
En este caso, cumplir con las Leyes, con los obstáculos burocráticos y la falta de interés por parte de quien nos puede facilitar las cosas, es un escollo monumental. Por eso debemos prepararnos y tener previsto todo lo que concierne a estos asuntos, para que sepamos con qué escollos nos vamos a encontrar, y actuar en consecuencia.
En cuanto a los escollos financieros, son aquellos que pueden impedir que nuestro proyecto salga adelante. Por tanto, se debe contar con soluciones imaginativas y planes B y C y D… porque muchas veces, a pesar de las ganas de ayudar de los interlocutores, puede que nos encontremos con el espejismo de campañas de marketing bancario, que nos dicen que ellos tienen dinero para ayudar a emprender, y la cruda realidad es que solo tienen dinero para quien no lo necesita.
Se trata de tener casi todo previsto.
Una vez tenemos un Plan de Acción, que podamos modificar con “cintura” una vez pongamos en práctica nuestra idea, debemos ser honestos con nuestras posibilidades.
Reconocer nuestras debilidades ante un entorno hostil, y preparar planes de implementación. Aunque sea con ayuda. Buscar la ayuda de un mentor, no es nada difícil.
Y a partir de que hemos contrastado nuestras ideas, consultado y previsto todo lo predecible, hemos de ponerlo en marcha.
Con voluntad, con persistencia, con la intensidad de creer en lo que se está haciendo. Y por veces que te caigas, volverse a levantar e insistir.
En realidad todo se trata de ser capaces de especular, predecir, suponer, asegurarse y actuar.
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