Las relaciones de pareja pueden ser redes muy intrincadas, quedar atrapado puede estar a la orden del día.
Un beso basta para que la red se empiece a tejer; una caricia, una palabra bonita, suficientes para que la calidez de la otra persona se sienta y enganche.
Los lazos que se construyen con otro pueden tornarse muy tensos, cuando ese otro comienza a moverse solo y a arrastrarnos con él.
Para quien no se conoce, comenzar una relación de pareja será un ejercicio de constante confrontación.
Si tus relaciones de pareja terminan por la misma razón, estas repitiendo y no amando.
Suelen decir que el amor es difícil, no lo creo así, los difíciles solemos ser nosotros.
Al amor no se le suman cantidades de dinero, ni se le restan espacios y mucho menos se le divide en obligaciones. Fácilmente se muere así.
Sin embargo, es esencial coincidir en elementos claves junto con ese otro con quien deseamos hacer pareja. No coincidir será una tortura y zozobra.
Si bien es cierto que el amor no existe entre todas las parejas, ni todos los que se aman están juntos; esto no es justificación para aceptar malas relaciones.
No es mal empeñado el corazón cuando se fija en alguien con dificultades importantes para una relación; mal empeñados nosotros que pensamos que sólo ahí podría nacer el amor.
Es que los conflictos de pareja son directamente proporcionales a los conflictos internos con uno mismo.
Es de esperarse que mientras más desconocidos y distorsionados estemos hacia quienes somos, mayores tumbos en una relación ciegos daremos.
Por supuesto que una relación de pareja es para pasarla bien, disfrutar y acompañarse entre otra cosas, pero se hace imposible si no estamos sanos.
Es que para hacer pareja, hay que preguntarse “Qué tan dispuesto estoy yo para amarte?”
Una cosa es universal somos seres sociales, hacer pareja se hace necesario; ahora convivir mucho tiempo en ella, no tanto.
Si entendiéramos que estamos de paso y que tener encuentros es lo mejor del caso, también aceptaríamos que no tenemos mucho que ver en eso.
Muchos piensan que está enteramente en sus manos que la relación resulte tal como la soñaron; hay muchos que dan devotamente y no resultan ser amados.
El amor no nació de lo que se hizo o no, el amor nació de lo que pasó cuando uno y otro se encontraron, quien dice que no seguirá pasando con esa misma casualidad.
La relación realmente se pule y consolida con actos conscientes, comprometidos, amorosos y honestos. Sin embargo, estos no nacen sin el encuentro.
Por todos lados hay modelos, patrones y ejemplos de cómo amar, de cómo ser romántico, especial o íntimo. Que crueldad hacernos creer todo eso.
La verdad es que en estos días donde las barreras hasta en lo virtual llegan a aparecer, cada quien ama como puede; no como mejor sabe. Además pocas veces da chance de aprender…
Entre la soledad, las inseguridades y los pocos solteros, pareciera que más de uno se sacrifica para poder “amar”
Amar es dar, para dar hay que sentirse pleno y en paz con uno mismo; dime como amas y te diré que es lo que realmente pretendes.