El enfriamiento en la relación matrimonial ocurre fundamentalmente por falta de atención. Los matrimonios que no alimentan la relación emocional corren el riesgo de enfriarse.
- ¿Quién soy ahora? Y ¿Cómo funciona este nuevo núcleo?
- El secreto está en sumar aditivamente todo lo que los individuos quieren, necesitan, y desean para con ello construir proyectos en conjunto que tomen en cuenta a ambas partes.
A. Las rutinas con las familias de él, de ella, de ambos. Comúnmente en la etapa de noviazgo solo estamos presentes en contados eventos de nuestra elección de la familia de nuestra pareja. Así mismo casi siempre cuidamos que la convivencia se de en los mejores momentos.
- El cambio. Tras el matrimonio entramos a una fase de “adaptación” donde lentamente nos convertimos en parte de la familia, se espera de nosotros más tiempo de convivencia, y debemos ceder tiempo a solas por tiempo en familia.
TIP. Acuerda una repartición equitativa del tiempo entre ambas familias, fines de semana, comidas, fiestas importantes, sin afectar su tiempo en pareja. Se tolerante, recibe todo de buena fe, y cuando alguna situación te parezca incómoda y no trivial háblalo directamente con tu pareja.
B. Grupos de amigos. En la etapa de noviazgo, solemos dar un nivel de prioridad al tiempo con los amigos, superior o igual al de la pareja, al vivir cada uno en su casa no estamos pendientes de las agendas diarias, y una comida, una salida de tarde, o hasta una fiesta nocturna, no suele afectar a la pareja.
- El cambio. No vives solo. Tras el matrimonio la pareja está involucrada no únicamente en ciertos momentos escogidos, sino que forma parte de tu vida diaria, especialmente de los tiempos de descanso.
- Tus amigos pueden no haber entendido el memo de que ahora estás casado, y esperan que las salidas periódicas o itinerantes no se vean afectadas por tu nueva situación.
TIP. No se trata de perder o afectar sus amistades, sino de comprender que el espacio en sus vidas debe cambiar, intenten coordinar salidas con sus amigos al mismo tiempo, de esa forma ninguno se sentirá abandonado, también es sano buscar grupos de amigos en común, buscando así alimentar las dinámicas de pareja.
C. Los suegros. Un noviazgo es una etapa de enamoramiento en la cual solemos evitar relación con lo que nos molesta, ya sea situaciones, actitudes, o incluso personas relevantes en la vida de tu pareja.
- El cambio. A muchos suegros les cuesta adaptarse a la nueva situación de sus hijos, así como comprender que el orden de relevancia de la pareja ha cambiado, continúan queriendo gobernar tiempo y decisiones, o en algunos casos, incluso buscarán adoptarte en la familia con una actitud de control.
TIP. Este es un problema de la pareja, no del individuo, sean de quien sean los padres deben trabajarlo en conjunto para que haya soluciones y no afectaciones. Recuerda, siempre dar y recibir apoyo, se abierto a necesidades y comentarios.
D. La economía. Cuando somos solteros y económicamente activos, solemos tener total autonomía y poder de decisión sobre la administración de nuestras finanzas.
- El cambio. Tras el matrimonio, aunque ambos continúen siendo económicamente activos y mantengan finanzas separadas, hay momentos en que no podemos evitar involucrarnos; la compra de una casa, algún viaje en pareja, la llegada de los hijos, momentos de irregularidad laboral para alguno de los dos, etc. Son situaciones que pueden afectar la relación si no estamos preparados para afrontarlas como pareja, y no como individuos independientes.
TIP. Acuerda previamente con tu pareja el tipo de administración con el cual ambos se sienten cómodos, traten de apoyarse en los momentos indicados buscando proporcionar seguridad, y platiquen sobre la planeación de su futuro. Y prepárate, tu dinero de soltero o soltera no será el mismo que el dinero de casado o casada.
E. El primogénito. Durante la etapa de noviazgo solemos fantasear con los hijos, a veces tenemos experiencias aisladas con algún sobrino o hijo de amigos.
- El cambio. El primer hijo, trae consigo un momento de trastorno en nuestros hábitos de sueño, situaciones nuevas a las que comúnmente no nos hemos enfrentado, sufrimos cambios a nivel individuo, nuestro espacio, nuestro tiempo, nuestras prioridades todo sufre cambios en torno al nuevo ser que ha llegado a nuestras vidas.
TIP. Recuerda, los hijos son una responsabilidad compartida en todos los aspectos, amarlos, criarlos, proveerlos, educarlos, mostrarles límites, darles tu tiempo, es algo que corresponde a ambos integrantes del matrimonio, de igual forma, nunca olvides que tu pareja sigue ocupando el mismo lugar en tu vida, no le desplaces, no olvides que nutrir su relación es tan importante como nutrir la relación con sus hijos.
F. Amiguitos y Amiguitas. Algo parecido a la familia son los amigos, en la etapa de noviazgo solemos evitar involucrar amistades incómodas con nuestra pareja evadiendo así tener que tomar decisiones y establecer límites.
- El cambio. Amiguitos y amiguitas, los hay celosos, coquetos y cizañosos, son aquellos que tras el matrimonio no piensan dejar actitudes que puedan molestar a tu pareja, se sienten en un grado superior a él/ella, no piensan dejar de sentirlo, y ya sea que juzguen y critiquen directa o indirectamente, o únicamente intenten causar incomodidad, son igualmente molestos para toda pareja.
TIP. La actitud “no veo, no oigo, no hablo” del noviazgo no funcionará tras el matrimonio, la pareja debe ser prioridad sobre ese amiguito o amiguita, si eres el afectado por estas personas, debes ser claro con tu pareja, hazle notar sin pasiones ni berrinches cómo te afecta, no le des ultimatums, únicamente pídele que te de tu lugar.
Si tú eres la manzana de la discordia, recuerda que ahora tienes una pareja que debe ocupar un lugar superior, pon límites con tus amigos, no fomentes situaciones que puedan poner incómodo/a a tu pareja, y si estas se dan apóyale para dejarle claro que ninguna persona o comentario puede afectar su relación, eso le dará la confianza para no intentar forzarte a romper una amistad importante para ti.
G. Responsabilidades de rutina. ¿Sacar la basura? ¿Limpiar la casa? Todas estas son responsabilidades individuales en la etapa de noviazgo, ya sea que seamos sumamente ordenados o un caos total no afectan a nuestra relación
- El cambio. Vivimos juntos ¿a quién le toca qué?, más allá de las responsabilidades económicas vienen los momentos rutinarios, hay que decidir el tipo de orden de la casa, qué le toca a quién, e incluso los momentos y días para llevar a cabo estas acciones.
TIP. Traten de definir las obligaciones primero con lo que les sea naturalmente cómodo, quizá tu prefieras cocinar, y a tu pareja le guste ordenar la ropa, es probable que ambos prefieran dedicar un día de limpieza profunda el fin de semana y ayudarse con detalles en la semana dándose más tiempo de pareja, hablar sobre sus necesidades e inquietudes apoyándose y entendiendo que el espacio de ambos es responsabilidad mutua los ayudará a encontrar una rutina que incluso se vuelva divertida.
H. Agotando la novedad en la cama. Cama = diversión, esa es la filosofía del noviazgo.
- El cambio. Con el matrimonio llegan las rutinas, desde las salidas, las responsabilidades de casa e incluso los momentos en la cama pueden volverse poco originales si olvidamos que debemos innovar, sorprender y basar la relación íntima en confianza y amor.
TIP. Sé directo y honesto con tu pareja, recuerda que tus inquietudes, fantasías y curiosidades son algo que deben solucionar entre ambos, no por separado, compartan sus fantasías, dense espacio para experimentarlas y sobre todo, nunca dejen de divertirse.
- Lo cierto es que nadie está preparado física y anímicamente para soportar un ritmo de demostración de amor constante y permanente, a tal grado que sólo tenga en su pensamiento a la pareja.
- Eso implicaría desconcentración y desatención para las demás actividades, lo que podría llevar a un estado anormal -en el plano psicológico- a quien sólo tuviera cabeza para pensar en las necesidades de su pareja y hacer de cuenta que los demás no existen.
- El matrimonio implica el ejercicio de un amor más maduro, más estable, y tal vez menos efusivo pero no por ello menos entregado a la impostergable tarea de ver por las necesidades de la pareja, pues realmente es cuando empezamos a conocer mejor al otro, con las virtudes que le conocimos en el noviazgo, pero ahora también con sus defectos en el matrimonio, que desconocíamos pero que ahí estaban, aunque escondidos, en espera de ser descubiertos.
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