Caminamos por un sendero que nunca nadie ha conocido, hacia una aventura misteriosa y con riesgos imprevisibles.
Un sendero que hay que abrir paso a paso para encontrar algo que nunca ha existido en este universo y que seguramente nunca volverá a manifestarse de semejante manera. Todo lo conocido debe quedar atrás, y los planes de emergencia también. Hay que caminar por lo desconocido, esa es nuestra misión.
Quien no persigue cosas ni realizaciones, no crece ni madura, ni siquiera muere. No tiene sabiduría ni nada que enseñar. Si yo no soy un alguien bien definido, si realizo que no hay nada en mí que pueda separarse del resto del universo, entonces la ilusión cae para siempre. Dejaré de perseguir cosas y sea lo que sea que yosoy habré alcanzado la paz interna, y ningún poder podrá ser ejercido contra ese nadie que soy.
El núcleo de toda crisis personal esconde siempre un elemento positivo en su interior, que nos acerca al corazón. Por eso la vida nos trae repetidamente diversas crisis, para ponernos en contacto con nuestra sabiduría interna. Son desafíos que exigen entrega, obligan a forzar una rendición de la que siempre estamos huyendo y que nos es imprescindible para conectar con el espíritu.
Momentos intensos de claridad y conciencia alterada después de varios días sin dormir y de que nuestra vida esté al borde del precipicio. De pronto asumimos que esa finísima alerta de no poder perdernos en fruslerías nos trae el aliento de lo divino, y que podemos confiar en ese flujo de energía que nos hace ver la realidad desnuda de las cosas y las situaciones inter personales.
Queremos estar ahí sin necesidad de catástrofes, muertes ni separaciones dolorosas. Y para eso hemos de aprender la rendición del devoto. Ya no podemos más con lo viejo, con el juego de la acción y la reacción, con un amor a medias que siempre acaba en ruptura, con un trabajo que nos frustra y nos impide ser alegremente creativos.
Tenemos que aceptar lo que ahora mismo está en nuestra vida, esa situación que el espíritu ha creado para nosotros, para modelarla con las energías del niño y la inspiración del ángel que yosoy. Aquí es donde está la pasión interna, y ahí muy cerca se encuentra la verdadera vida espiritual. Distinta de todas las demás, pero basada en la verdad de tu corazón, no en normas establecidas sobre lo bueno y lo malo, lo que hay que hacer y lo que nunca debemos perpetrar.
Basta ya de religiones basadas en el miedo, la culpa y el control. Lo nuevo no se sustenta en declaraciones de un maestro ascendido, ni en canalizaciones que determinarán la hora de descenso de las naves estelares.
No hay dios fuera de nosotros y además si lo nuevo se parece a alguna cosa conocida será lo más parecido a un juego de niños, sin saber nunca qué va a pasar (depende de nosotros) y evolucionando en cada instante hacia lo impredecible.
seryhumano.com / Emilio Leal (Miyo)
Fuente: comunidadconsciencia.ning.com