¿Cuantas veces hemos dicho una cosa así? Miles, millones, en el mejor de los casos, frente a aquello que creemos que no vamos a conseguir, cuando no, nos mentimos diciendo que algo no nos interesa conseguirlo.
Y ¿Qué ocurre? ¿Porque actuamos de esta forma? Simplemente son nuestras creencias limitantes las que hablan por nosotros, el no puedo, no tengo o no quiero muchas veces son primos hermanos del “¡horror que miedo! No lo voy a conseguir”.
Adquirimos creencias de la forma más absurda que podamos imaginar. Puede ser a través de haber recibido un comentario o una acción por parte de otra persona que sólo estaba encubriendo su propio miedo. O de alguien que no se atrevió a probar. O de alguien que con buena intención trataba de protegernos de sus miedos. Otras veces, no hemos acertado en algo y extrapolamos ese aprendizaje a otras áreas. En otras ocasiones simplemente porque nos decimos que no creemos que tengamos derecho a ser felices. En fin, ya veis, de mil maneras adquirimos creencias y en muchísimos casos estas son limitadoras, no potenciadoras, puesto que los seres humanos, en occidente, estamos educados para la culpa y el fracaso, por lo tanto es hacia donde orientamos nuestro aprendizaje.
Pensad un momento ¿En qué área de mi vida no me siento satisfecho? ¿Qué ocurre en ella? ¿Qué quisiera mejorar? ¿Qué me lo impide?
Si al responder a la última pregunta, obtenemos:
No puedo.
No tengo.
No quiero.
No sé.
El mundo, las personas o las circunstancias.
Estad seguros que estamos ante una creencia limitante.
Pero…una buena noticia… es posible salir de esas creencias que nos limitan. En algunos casos, basta la mirada de otro que nos haga reflexionar y mirar hacia donde no queremos hacerlo. En otros, habremos de modificar conductas. Otras veces, deberemos variar nuestros hábitos. Pero, sea cual sea el trabajo a realizar, es posible. Y fácil. Me encanta esta palabra. ¿Sabéis porque es fácil? Porque jamás nadie se pone una meta que no crea que es posible conseguir y si esa meta es vencer una creencia limitadora lo haremos, es que ya ha llegado el momento de vencerla, queremos conseguir nuestro objetivo y lo haremos.
Es posible cambiar nuestra vida y esto no es un panfleto publicitario. Podemos cambiar y en consecuencia modificar nuestras relaciones y nuestro entorno. Podemos vivir la vida que soñamos, sólo basta con que ello sea un objetivo para nosotros, que busquemos las herramientas necesarias y que nos pongamos manos a la obra.
Eso si, recordar siempre, cada uno ha de hacer su parte del trabajo. La varita mágica no nos va a tocar y ¡alehop! habremos cambiado, que nadie se engañe, pero de la mano de un profesional o de buenas lecturas sobre el tema o de formaciones, lo conseguiremos seguro, seguro. Así que no desperdiciemos un minuto más de nuestra vida creyendo que algo que deseamos no es posible.
Venga ¿Qué estás esperando? El reloj no se para y el momento es ahora.
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