La comunicación entre padres e hijos es sumamente importante no solo para la educación y el desarrollo del menor, sino para las buenas relaciones familiares. Para sostener su atención no solo cuando son pequeños, sino a través de los años, es vital que los hijos sepan que serán escuchados con atención y genuino respeto por sus mayores. Para ello:
1. Abre las líneas de comunicación
Algunos padres solo hablan con sus hijos para llamarles la atención. Esto les enseña a ver la interacción con los mayores como algo negativo. Establece la costumbre de conversar con ellos a diario sobre las cosas que les interesan, desde el libro de historietas que están leyendo hasta los resultados del último juego de fútbol escolar. De acuerdo con su edad, solicita su opinión con preguntas abiertas (esas que no pueden responderse con un “sí” o un “no”): “¿Qué fue lo que más te gustó de la película?”; “¿Cómo acabarías tú el cuento?”. Un momento ideal para hacerlo es durante la cena, cuando toda la familia se reúne alrededor de la mesa. Esto les enseña a los niños que sus padres están interesados en lo que sienten y piensan, lo mismo que en todas sus actividades e intereses, no solo cuando cometen un error.
2. Usa un lenguaje positivo
“¡No coloques ahí tu abrigo!”; “¡No hables con la boca llena!”. El niño llegará a pensar que su primer nombre es “No”. Y te verá como una persona reprobadora. “Coloca tu abrigo en el clóset” y “Come con la boca cerrada” son directivas que le dejan saber el comportamiento que deseas en forma clara, pero sin el tono reprobador que puede alejarlo de ti.
3. Trátalo con respeto
Burlarse de sus opiniones, descartar sus ideas e ignorar sus comentarios son capaces de destruir su autoestima, uno de los ingredientes clave del éxito. De la misma forma, gritar, amenazar y llamarlo nombres ofensivos no consiguen que te preste atención. Estas tácticas a menudo logran justo lo opuesto: que el chico se desconecte y ya no te escuche. Emplea un tono de voz moderado; erradica de tu vocabulario las ofensas y las malas palabras. Es posible enseñar a un niño con cortesía y buenos modales. Recuerda que la forma en que te diriges a tus hijos les enseña cómo comunicarse con los demás, algo que puede ser determinante en su presente y, sobre todo, en su futuro, cuando sea un adulto.
4. Permite que se explique y pide aclaraciones
Si le dices que puede confiar totalmente en ti pase lo que pase… y cuando lo hace pones el proverbial grito en el cielo, ¿crees que vendrá a ti en el futuro o cuando tenga un problema? Mantente ecuánime y busca más información. A veces los padres acusan sin conocer toda la realidad. Entonces sus hijos los ven como personas injustas en las que no pueden confiar. Deja que tu hijo explique el por qué de su actuación. Si algo no haz entendido, pregunta. Es muy importante que los chicos entiendan, de acuerdo con su edad y su capacidad, que un desacuerdo no es el fin del mundo; que las personas hablan para entenderse. Al mismo tiempo, necesitas saber si ellos han captado tu mensaje. Pregúntales qué han entendido y busca las palabras y el tono necesarios para hacerte entender.
5. Sé firme...Pero con justicia y dulzura
Cuando tomes una decisión que no es popular entre los chicos, no te limites a imponerla con un “Porque lo digo yo”. Esto los hace sentir que abusas de tu poder y crea un estrés en la relación. Explícales, de acuerdo con su edad, por qué lo has hecho. Y, sin gritos ni peleas, mantente firme. Quizás siga sin gustarles lo que has decidido, pero al menos entenderán que eres una persona razonable y (aunque no quieran admitirlo) justa. De la misma forma, si más adelante cambiar de opinión, déjales saber por qué lo has hecho. Los respetan a sus padres los ven como personas justas y razonables. Y no olvides que, como dijo el sicólogo infantil John Bradshaw “los padres no enseñan, sino modelan con su comportamiento”. Sé el mejor modelo de comunicación para tus hijos.
http://vidasana.about.com/od/FAMILIA/tp/C-Omo-Hablar-Con-Tus-Hijos-Para-Que-Te-Escuchen.htm