La alegría interior se cultiva de una forma consciente porque incluso las personas que tienen una tendencia más habitual hacia el optimismo también tienen días en los que observan el mundo de color gris. En un momento de bajón puedes hundirte todavía más si das rienda suelta al pesimismo o puedes elegir como una decisión personal, hacer algo por estar contento.
Relativiza la felicidad
En ocasiones, se otorga a la felicidad un valor tan absoluto que se pierde de vista que es literalmente imposible estar subido en una nube de ilusión las veinticuatro horas del día. De hecho, a nivel humano, sería artificial estar así. La felicidad cotidiana es aquella que se muestra en un grado de satisfacción elevado con el presente.
En caso de que no estés satisfecho con cómo es tu vida ahora mismo, entonces, puedes analizar a modo de coaching, qué está en tus manos para cambiar tu situación. Este ejercicio puede ayudarte a diferenciar entre aquello que depende de ti y lo que no para tener el control.
Cómo alegrarte a ti mismo
Tú tienes más información que nadie sobre ti mismo, por tanto, utiliza esa información a tu favor cuando quieres subir el ánimo con motivo de un disgusto o una preocupación que te inquieta. Haz un plan que te dé una energía positiva porque te gusta. Llama por teléfono a un amigo para concretar un plan, salir a charlar y desconectar. Las relaciones sociales son una dosis de bienestar en la vida.
También puedes apostar por el ocio individual e ir al cine para ver una película, salir a pasear por la ciudad, ir de tiendas para darte algún capricho, salir a comer a un restaurante…
El contacto físico también es muy efectivo para subir el ánimo. En ese caso, regala un abrazo a alguien que quieres.
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