Ser padres es uno de los roles más importantes que jugamos en la vida. Implica una gran responsabilidad, ya que lo que hagamos o dejemos de hacer impacta directamente sobre nuestros hijos. En la búsqueda de darles sólo lo mejor, intentamos asegurar su futuro proveyéndoles bienes materiales. Sin embargo, lo mejor que podemos heredarles es la voluntad.
La voluntad es la capacidad para gobernarnos y dirigir nuestros actos de manera intencionada. Es la fuerza que saca un maratonista para acabar la competencia cuando su cuerpo está agotado. Es la paciencia del joven que lleva dos años ahorrando para comprar su primer auto: es el esfuerzo que hacemos para obtener algo. La voluntad no sólo sirve para obtener lo que deseamos, también es eso que nos hace cumplir con nuestros deberes, sean agradables o no.
Es como un árbol de hojas amargas y frutos dulces pues, para obtener la recompensa que deseamos, la voluntad nos hace sacrificar la satisfacción a corto plazo. Si queremos reducir tallas seguramente tendremos que privarnos de comer el postre que tanto nos gusta, pero cada vez que aplazamos ese placer inmediato nos acercamos más a la meta. Y esto nos dará una satisfacción mayor y más duradera que el sabor de un momento.
Una voluntad fuerte se edifica a través del esfuerzo. Así es como podemos tener una vida llena de logros.
¡Tú puedes ayudar a desarrollar la voluntad de tus hijos! Para lograrlo, sigue estas sencillas recomendaciones:
Prolonga los tiempos de espera. La gratificación inmediata promueve la búsqueda de placeres a corto plazo.
Involúcralos en actividades del hogar que le sean poco atractivas. Indícales que la responsabilidad consiste cumplir con nuestras obligaciones a pesar de que nos disgusten.
Sé empático. Muéstrales que tú también haces cosas que no necesariamente quieres hacer.
Enséñales a cumplir con los deberes antes de acceder a los placeres. Evita que vean la TV o que jueguen antes de terminar su tarea.
Señálales que cumplir con los deberes no siempre representa una recompensa a corto plazo. Déjales ver la trascendencia de sus actos, mencionándoles las ganancias que obtienen al hacer lo correcto.
Permite que experimente las consecuencias de sus decisiones. Si tu hijo elige un placer de corto plazo, deja que viva los inconvenientes de cambiar un beneficio mayor por la satisfacción inmediata; ayúdale a comprenderlos. No le evites frustraciones.
Predica con el ejemplo. Tus hijos aprenden de tus actos. Sé congruente con lo que les pides.
No permitas que las buenas intenciones produzcan un efecto adverso en tus hijos. Darles todo al momento no significa que los ames más: lejos de demostrarles tu amor, los desubicarás y fomentarás en ellos la búsqueda superficial de placeres inmediatos.
Enséñales que la paciencia y la perseverancia son la base para obtener recompensas más grandes, y que las cosas que valen la pena no se logran en un abrir y cerrar de ojos.
¡Educa su voluntad para asegurarles un futuro pleno y lleno de éxitos!
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