Mirando a nuestro alrededor, notaremos que lejos quedaron los tiempos en los que la sociedad se organizaba cumpliendo la fórmula que todos debían seguir: papá+mamá=hijos.
Hoy no hay límites para formar una familia. Cada una tiene características y miembros distintos, no importa cuántos y cómo sean, siguen siendo una familia. Y una de las más comunes actualmente es la familia que conforman una mamá y su hijo, o hija.
Cumplir con esa responsabilidad requiere un esfuerzo tal que cada noche, antes de apagar la luz, quizá te preguntes cómo hiciste para sobrevivir al maremoto un día más.
Sin embargo, ser madre soltera puede implicar una vida mucho más tranquila si cuentas con un kit de supervivencia que te apoye en tu día a día.
¿Qué necesitas en tu equipo?
Teje tu red de apoyo: Es importante que te repitas todas las veces que sea necesario que estar soltera no significa estar sola. Piensa en toda la gente que tienes a tu alrededor: familiares cercanos, amigos, compañeros de trabajo, vecinos. Todos ellos pueden apoyarte cuando lo necesites. Fortalece estos lazos todo lo que haga falta para que te sientas querida y apoyada, pero también con objetivos prácticos: Delega algunas responsabilidades y obtén más tiempo para ti; consulta sus puntos de vista acerca de algunos temas; distráete en su compañía, obtén recomendaciones de otras personas que no sean sólo mamás. Te sentirás escuchada y fortalecida por su presencia.
Infla el cochinito: Pon como una de tus metas principales ahorrar un porcentaje de tus ingresos de cada mes, destínalos a una cuenta de ahorro o fondo de inversión y haz como que no existen. Así estarás preparada para enfrentar cualquier emergencia. Sé cuidadosa con los gastos cotidianos: haz una lista del súper, prioriza y compara precios antes de decidir qué comprar; permanece atenta a los pagos de luz, gas y agua y vigila su consumo excesivo. Cada peso que ahorres dará frutos a largo plazo.
Avanza reloj en mano: Establecer un tiempo definido para las actividades que realizas te permitirá tener más tiempo para ti y también para pasar tiempo en familia, juntos. Intenta, en la medida de lo posible, adelantar actividades, apóyate en otras personas para realizar labores del hogar, e intenta "matar varios pájaros de un tiro": haz tus pagos por internet para que sea más cómodo; y si tienes que salir, traza una ruta que te permita realizar varias tareas, más rápido.
Ten a la mano pañuelos y hombros para llorar (¡y reír!): Es normal experimentar enojo, tristeza, culpa, miedo y hasta envidia de las parejas “felices y normales”. Recuerda que cada cabeza es un mundo y todos tenemos problemas. No dudes expresar tus emociones a la gente de tu confianza, o también compartirlas con un especialista en salud emocional. Una buena idea es platicar con otras mujeres que estén pasando por una situación semejante a la tuya. Aprende de sus experiencias, establece nuevos lazos sociales, ríete de los problemas, celebra tus logros, ayuda a otros a crecer. Busca la compañía de gente que te haga sentir bien y te enriquezca.
No olvides el espejo: Ser mamá no es una labor de tiempo completo. Recuerda que es una más de las facetas de tu vida, pero no la única. Dedícate tiempo, pues si no te cuidas, ¿cómo estarás bien para cuidar de otros? Sal con tus amistades, descansa, haz ejercicio, come y duerme bien. No te prives de experiencias gratas: disfrutar de la vida olvidándote un rato de los problemas no te hará una mamá irresponsable.
Construye límites, pero no murallas: Es importante que establezcas límites claros y concretos con tus hijos. Tú puedes convertirlos en un apoyo para ti desde sus primeros años de edad: encomiéndales tareas sencillas en el hogar, pon horarios y reglas. Intenta pasar tiempo de calidad con ellos todos los días, aunque sea un ratito. Procura un ambiente alegre, de cercanía y confianza.
Mereces vivir esta etapa con tranquilidad, disfrutando las gratificaciones que ser madre te brinda. Lo más importante de conseguir no será ni la casa más limpia, ni la rutina más perfecta, sino la tranquilidad, la complicidad y la sonrisa de esa familia que ustedes son.
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