Todo lo que has vivido constituye la base de tu vida. Gracias a tus experiencias, el presente adquiere sentido y puedes tomar impulso hacia el futuro. Sin embargo, solemos no darle la importancia necesaria a nuestra propia historia.
Imagina que tomas una novela, la abres en una página intermedia y en ese punto empiezas a leerla. Es muy probable que no entiendas la trama, las motivaciones e intereses de sus personajes por una sencilla razón: no conoces su historia, su pasado. Lo mismo sucede contigo: ¿cómo vas a entenderte, si no te conoces?
Volver la vista atrás tiene más ventajas de las que imaginas. Te damos algunos tips para hacer tu historia de vida y conocerte mejor:
Haz un árbol genealógico. Descubre cosas de tu familia que ignorabas. Además de conocer muchos datos interesantes, comprenderás cuáles son tus orígenes y te acercarás un poco más a tus seres queridos con el simple pretexto de obtener información. Analiza las historias que corren a través de tu árbol genealógico e identifica lo que han construido para ti.
Escribe tu historia. Puedes escribir tu biografía o llevar un diario. Registrar tu día a día es toda una experiencia que valorarás mucho cuando leas tu diario en el futuro. Te darás cuenta de todo lo que has aprendido y la evolución de tu forma de pensar a lo largo del tiempo.
Reinterpreta. Quizá hayas vivido situaciones adversas que, incluso después de mucho tiempo, te siguen generando emociones poco gratas. Elige una de esas experiencias y pregúntate: ¿qué aprendizajes obtuviste? ¿qué cosas positivas te dejó esa situación? ¿cómo influye ese suceso en tu vida actual? ¡Recuerda que todo lo que vivimos tiene aspectos positivos y negativos!
Convive con los mayores. Si tienes la oportunidad, acércate a tus abuelos y a las personas mayores de la familia. Pregúntales cómo eran las cosas antes, cómo perciben la vida actual y déjales contarte anécdotas de cuando eras pequeño.
Identifica lo que te ha dado el pasado. Tus experiencias han construido la persona que eres actualmente. Han forjado tu carácter, la forma en que tomas decisiones y vislumbras el futuro. Identifica cuáles han sido las más trascendentes de tu historia. Cuando te encuentres en una encrucijada, piensa si en el pasado has vivido algo semejante y recuerda qué decisiones tomaste para ayudarte a saber qué ruta tomar.
Como diría Philip Zimbardo: “No puedes cambiar lo que sucedió en el pasado, pero sí puedes cambiar tu actitud hacia lo que sucedió”.
Tus experiencias pasadas dan empuje a todo lo que realizas. Rescatar lo mejor de tu historia y sentirte agradecido por todas tus experiencias hará que las decisiones que tomes sean más firmes, y que puedas disfrutar más de tu presente.
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