¿Alguna vez te han dicho que vives pensando en el futuro más que en el presente?, ¿Alguna vez has mirado atrás y has pensado que has hecho menos cosas de las que querrías?
En DePsicologia.com os hablamos de esa sensación de sentir que la vida pasa entre los dedos como una caricia sin que puedas sostenerla, sin que puedas parar el tiempo, sin poder volver atrás para hacer las cosas que nunca llegaste a hacer.
La realidad es ésta. Son muy pocas las personas que son capaces de vivir el día a día, disfrutando de cada momento y sacando el máximo partido a los sentimientos. Erróneamente hemos asociado que vivir el día a día es un símbolo de irresponsabilidad porque lo hemos ligado al derroche, pero vivir es mucho más que gastar, es disfrutar.
Cuando hablamos de vivir el aquí y el ahora, nos referimos a cada instante, al presente sin tener que preocuparnos por lo que vendrá mañana o dentro de una hora, porque cada vez que pensamos en el futuro nos estamos perdiendo algo de la vida.
En psicología hay un término conocido como la profecía autocumplida, ésta muestra cómo las expectativas que tiene una persona sobre un determinado asunto influyen en su comportamiento haciendo que aumente la probabilidad de que ocurra ese suceso. Es decir, inconscientemente atraemos esa situación haciendo que todo a nuestro alrededor sea favorable para que suceda, esto puede ser muy gratificante cuando es algo positivo, pero cuando es una situación que tratamos de evitar o por la que no queremos pasar, como una infidelidad, se convierte en una experiencia desastrosa.
Con la profecía autocumplida vivimos pensando en el futuro sin estar viviendo el ahora, sin disfrutar, sólo traduciendo cada cosa que pasa para un futuro incierto que desconocemos pero nos atrevemos a predecir.
La realidad es que es verdaderamente complejo conseguir vivir el momento, no preocuparse por lo que vendrá después o no quedarse enganchado en el pasado cuando es lo que nos ha hecho ser como somos, lo que nos ha marcado y nos ha llevado a tomar las decisiones actuales. Somos humanos y tenemos nuestras heridas, preocupaciones. A veces no vivir el presente es un escudo para no sentir, para mantener esa barrera que te permite estar en la frontera de la vida en la que no arriesgas pero ¿Merece la pena?
Hay quien dice que vivir en el pasado es el anclaje de la depresión, aquel tiempo que jamás volverá, que sólo se queda en el pensamiento sin que puedas alcanzarlo por mucho que intentes cerrar los ojos, aquello que hiere y duele tan profundamente que no puedes mirar ni si quiera hacia el futuro con esperanza; mientras que vivir en el futuro está ligado a la ansiedad, esa bendita o maldita incertidumbre que parece que ahoga, incontrolable, no sabes lo que sucederá y eso no puede más que aumentar más y más tu ansiedad conforme pasa el tiempo.
Ninguna de ellas nos permite disfrutar de la vida, ninguna nos deja ver el presente y disfrutar del momento porque vivimos en tiempos que pasaron o preocupados en tiempos que tan si quiera llegaron.
Para terminar os dejo un poema de Pablo Neruda que me recuerda al hecho de no vivir al día, de vivir en tiempos inalcanzables que no nos dejan disfrutar:
Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee, quien no escucha música,
quien no halla encanto en sí mismo.
Muere lentamente quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente quien se transforma en esclavo del habito,
repitiendo todos los días los mismos senderos,
quien no cambia de rutina,
no se arriesga a vestir un nuevo color
o no conversa con desconocidos.
Muere lentamente quien evita una pasión
Y su remolino de emociones,
Aquellas que rescatan el brillo en los ojos
y los corazones decaídos.
Muere lentamente quien no cambia de vida cuando está insatisfecho con su trabajo o su amor,
Quien no arriesga lo seguro por lo incierto
para ir detrás de un sueño,
quien no se permite al menos una vez en la vida huir de los consejos sensatos…
¡Vive hoy! – ¡Haz hoy!
¡Arriesga hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
¡No te olvides de ser feliz!