Son muchas las personas que señalan como uno de los principales obstáculos a la hora de lograr sus objetivos la falta de autodisciplina. Se sienten incapaces de lograr un enfoque continuo en las tareas que saben que han de realizar si quieren lograr esos objetivos. Constantemente permiten que su atención vaya a otras tareas más gratas y agradables, perdiendo de ese modo el enfoque y en muchos casos llevándoles a lamentar más tarde no haber sabido mantener la disciplina necesaria para conquistar sus compromisos.
La principal causa de esto es su percepción equivocada de lo que cuesta ser disciplinado. Creen que la autodisciplina va a requerir un esfuerzo titánico por su parte, y obviamente bajo esa clase de pensamiento, lo único que consiguen es sentirse abrumados y buscar rápidamente una gratificación inmediata.
Pero conseguir autodisciplina no es nada complicado si uno se enfrenta a ello desde la perspectiva adecuada. Es simplemente un proceso que ha de basarse en un crecimiento paso a paso. Igual que sucede con un simple hilo de algodón, que resulta muy fácil de partir, sucede con la autodisciplina cuando se está forjando. Al principio has de plantearte pequeños retos y comprometerte a llevarlos a cabo.
Por ejemplo, si uno de tus objetivos es perder el sobre peso que tienes, un buen comienzo puede ser simplemente el suprimir de tu dieta el pan. Si te planteases unos cambios de mucha más magnitud, corres el riesgo de quedar desbordado por la tarea y abandonarías con facilidad. De este modo, una vez has dado ese primer paso, que es sencillo, podrías continuar con otro nuevo paso. Y después ir sumándole otro, y otro, y otro más… Al final el efecto sería el mismo que el de la unión de decenas de hilos de algodón formando una cuerda. Una vez todos los hilos están juntos ya son muy difíciles de romper.
Sucede lo mismo con la autodisciplina. Una vez has desarrollado tus “músculos” de disciplina, te darás cuenta de que cada vez te resulta más sencillo comprometerte con objetivos de mayor envergadura, y todo el proceso se vuelve mucho más simple, rápido y gratificante. Y todo lo que has necesitado para lograrlo ha sido simplemente ir dando pequeños pasos uno detrás de otro.
Si para ti hasta ahora ha sido un problema forjar una autodisciplina a toda prueba, empieza a trabajarla de este modo; a base de pequeños pasos que van sumando fuerza a tu hábito. Y pronto descubrirás que eres capaz de perseguir objetivos de una magnitud mucho mayor de lo que ni siquiera eras capaz de imaginar.
© 2013 José María Vicedo –
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