Carta que una mamá escribió, acerca de lo que sufre una familia, con respecto al bullying, que su hijo padeciera en el colegio.
Un martes por la noche, tarde, recibí un mensaje de texto de la madre de un amigo de mi hijo. Decía que necesitaba hablar conmigo AHORA MISMO; si la podía llamar… Dos semanas antes, mi hijo de 15 años se había largado a llorar desconsoladamente por el acoso que estaba viviendo en la escuela. Lo que yo no sabía, pero supe gracias a la mamá que me contactó, era que mi hijo había estado a punto de intentar suicidarse la noche anterior.
Es posible que las acciones de los amigos de mi hijo le hayan salvado la vida. Mi esposo y yo sabíamos que “Jake” estaba angustiado. Lo habíamos llevado a un asesor. Habíamos hablado con su entrenador, con su consejero escolar y con varios docentes. Y aún así, no sabíamos lo oscuros que se habían tornado sus pensamientos.
Al día siguiente, Jake fue a ver a nuestro médico de familia. En nuestra ciudad, puede llevar meses conseguir una consulta con un psiquiatra de calidad. Sabíamos que no podíamos esperar a que se abriera una vacante para obtener ayuda. El médico le diagnosticó a Jake una depresión moderada a grave y le recetó medicamentos para que empezara a tomar de inmediato.
Sacamos de casa todo lo que Jake podría llegar a usar para dañarse a sí mismo. Nos organizamos para asegurarnos de que Jake nunca esté solo en casa (por lo menos por ahora).
Y yo empecé a investigar la relación entre el acoso escolar y el suicidio. No sé si Jake estaba deprimido antes del acoso o si fue al revés. No estoy segura de que eso sea relevante. Lo que aprendí fue que cuando un niño tiene un problema de salud mental no diagnosticado y no tratado, y es sufre de acoso, el riesgo de suicidio es mayor.
Algunos niños son capaces de lidiar con problemas graves de acoso escolar. Pero cuando un niño tiene un problema de salud mental no tratado, como depresión, sus habilidades para lidiar con el acoso se ven seriamente comprometidas. No son capaces de procesar lo que pasa de forma sana. El acoso escolar es muchísimo más significativo para ese niño en particular en ese momento preciso.
En el caso de Jake, hablé con su entrenador acerca del acoso que estaba ocurriendo dentro del equipo. Al entrenador le parecieron bromas “normales” de niños cuando las notó el año anterior sin que Jake se quejara. Varios docentes dijeron que, si bien veían lo que sucedía, no les parecía “tan terrible”. Pero cuando Jake empezó a estar gravemente deprimido, ÉL se sintió abrumado por el acoso escolar.
Aún estamos transitando esta batalla. Jake toma los medicamentos hace un mes y sigue visitando al asesor. Se considera que su depresión es mucho menos grave que antes, pero todavía no está en remisión.
Uno de los cambios más grandes que notamos hasta ahora es que las habilidades de Jake para lidiar con el problema están reapareciendo. Si bien no bajo los brazos en mi lucha por un mundo libre de acoso escolar, sé que “odiar a los demás” está de moda por ahora.
Esto me ha enseñado a tener una visión comprensiva de nuestra situación de acoso escolar. No solo Jake presentaba características que lo condujeron a ser víctima del acoso, sino que también tenía necesidades relacionadas con la salud mental que nosotros no pudimos reconocer. Si está pasando por lo mismo con su hijo, haga las preguntas difíciles.“¿Estás pensando en lastimarte?” No piense simplemente que el “acosador” y la escuela tienen un problema.
Agradezco a la madre que me llamó y me dijo que mi hijo tenía un problema grave. Rezo para que mi hijo supere esta situación y su salud se renueve como muchos otros pueden hacerlo. También rezo para que esta información les sirva a otras madres para encontrar la esperanza y la salud que sus hijos necesitan.
http://mediacionyviolencia.com.ar/bullying-conmovedora-carta-de-una-madre-que-su-hijo-sufre-bullying/